Dayro Moreno, el máximo goleador activo en la historia del fútbol colombiano, ha sido tendencia esta semana por una entrevista con Win Sports en la que confesó curiosas anécdotas de su carrera. Ahora se debe al Atlético Bucaramanga, pero el reconocimiento como un goleador nato se lo ganó con la camiseta del Once Caldas, equipo en el que dio sus primeros pasos como futbolista.
Aparte de las incontables veces que infló las redes en Colombia, Dayro también se ganó un reconocimiento entre los fanáticos del fútbol por la fiesta y su relación con el licor, misma que incluso lo llegó a meter en problemas con dirigentes y entrenadores. Pero no todo fue malo, porque esa misma reputación funcionó para una campaña publicitaria que, hasta la actualidad, sigue en la memoria del público.
“Ese era el partido de la clasificación para entrar a los 8 y me dicen los directivos que si hacía gol que fuera a celebrar con la botella de Cristal para que el patrocinio fuera mucho mejor”, recordó el tolimense sobre ese video viral en el que baila junto a un inflable festejando una de sus anotaciones con el ‘blanco blanco’ de Manizales.
Lo que la gente no sabía es que ese tanto tenía un trasfondo curioso, un valor añadido para Dayro y sus compañeros. “Hice el gol y cuando terminó el partido llega el gerente de la Licorera de Caldas y me dice: “Dayro, ahí te voy a mandar al apartamento dos cajas de aguardiente y dos cajas de ron”, reveló el atacante.
Y es que por esos tiempos, Dayro era un auténtico héroe para la afición del Once, equipo con el que conquistó dos títulos de liga y la histórica Copa Libertadores del año 2004, aunque para ese entonces apenas estaba empezando a mostrar sus cualidades goleadoras. Por más que el más reciente ciclo de Dayro en el equipo manizaleño no terminó de la mejor manera, el cariño sigue intacto, al punto de manifestar que quiere retirarse en el Palogrande, con la gente que lo vio nacer futbolísticamente.
“Hay Dayro para mucho tiempo”, dijo el delantero con una sonrisa en el rostro, confiado que, a sus 36 años, todavía le queda cuerda para seguir haciendo goles y, por ahí derecho, soñar con alcanzar la línea de Sergio Galván Rey como el máximo artillero en toda la historia del fútbol colombiano, marca que se encuentra a 34 tantos.
Quizás lo único que le faltó al tolimense para salir del país y consolidarse fue a nivel personal, pues siempre fue criticado por su afición a la fiesta, el licor y los actos de indisciplina por los que, por ejemplo, terminó saliendo prematuramente de Atlético Nacional. “Si hubiera tenido un poco más de orden en mi vida, habría triunfado como James o Falcao, pero soy un agradecido y dejar una huella en el fútbol colombiano es un orgullo muy grande, eso no se borra”, fue otra de las frases que dejó en la entrevista.
Al menos en su memoria se lleva grandes recuerdos como aquel gol agónico ante Argentina en ‘El Campín’ por Eliminatorias, un 2-1 que luego repercutió por la rumba que armó el delantero en la capital. “Fue un problema de comunicación. Me puse a tomarme los whiskicitos, me prendí mucho y al otro día me dejó el vuelo. Ese fin de semana jugábamos en Medellín, empezábamos finales. Vino la reunión con los directivos y Sachi fue y dijo que no quería estar más con el grupo. Dos años después hablé con él y aclaramos las cosas”, contó sobre aquella noche gloriosa en la que parecía dar el salto de calidad hacia un futuro prometedor como goleador de la Selección Colombia, algo que finalmente no se cumplió por sus propias decisiones.