La selección argentina de fútbol aspira este domingo a acabar con una espera de 36 años y volver a coronarse por tercera vez campeona del mundo, un éxito que seguramente terminaría con el debate deportivo que tiene Lionel Messi con el mundo del fútbol y con su país, y que confirmaría un nuevo ciclo ganador para la albiceleste.

El estadio Azteca, el 29 de junio de 1986, vio cómo Argentina se coronaba campeona del mundo, agarrada a uno de sus grandes mitos, Diego Armando Maradona, espectacular en aquel torneo, y líder de un combinado que ganaba su segunda Copa del Mundo en el espacio de ocho años.

Con el ‘10′ como líder, se avecinaba una gran época para esta selección, pero el Pelusa no pudo darle más éxitos, pese a disputar cuatro años después una nueva final, perdida esa vez ante la República Federal Alemana. Maradona llegó a un Mundial más, al de 1994, pero su positivo en un control antidopaje acabó con los sueños de Argentina, eliminada en octavos por Rumania contra todo pronóstico.

Aquello inició una auténtica tortura para un país que siente devoción por el fútbol, más cuando juega su selección nacional. Tuvieron que pasar 24 años de espera para volver a saborear una final mundialista, en el país de su eterno rival sudamericano, Brasil, y en la tercera cita ya con el ‘heredero’ de Maradona, Leo Messi.

Tres cuartos de final (1998, 2006 y 2010), unos octavos (1994) y una eliminación en la fase de grupos (2002) eran su bagaje hasta entonces, con el añadido de que tampoco había sido capaz de reinar en Sudamérica desde 1993. La final en Maracaná, otra vez contra Alemania, mantuvo esa tónica de lágrimas y el gol de Mario Götze en la prórroga privó a la albiceleste de su tercera estrella.

El golpe anímico pareció demoledor. Messi parecía incapaz de trasladar con su país el enorme brillo con el FC Barcelona y las críticas eran continuas hacia su rendimiento. Pese a estar rodeado de buenos futbolistas como el ‘Kun’ Agüero, Ángel Di María, Javier Mascherano, Gonzalo Higuaín o Maxi Rodríguez, al rosarino y a su equipo se les negaban los títulos.

Tras la derrota en Río de Janeiro, volvieron más disgustos, consecutivos, además. Dos finales de la Copa América perdidas, las dos por penaltis y las dos ante la por entonces pujante Chile, dirigidas por compatriotas: Jorge Sampaoli (2015) y Juan Antonio Pizzi (2016).

La última derrota incluso provocó el adiós de un derrotado Messi, pero el de Rosario dio marcha atrás. Lo que no cambió fue la suerte de su selección, que dos años después en el Mundial de Rusia, precisamente con Sampaoli al mando, tampoco brilló y se fue en octavos ante precisamente su rival del domingo.

La Copa América de 2019 le fue igualmente esquiva (terceros), pero a partir de ahí todo cambió por fin. En este revés ya estaba como seleccionador Lionel Scaloni, que había asumido el cargo de manera interina en el verano anterior y que pese a esta nueva decepción se mantuvo en el cargo.

Y el exjugador del Deportivo La Coruña trabajó para cambiarle la cara a la bicampeona del mundo, que se convirtió, pandemia de por medio, en una de las selecciones más fiables del planeta. El reto era la Copa América de 2021 y la albiceleste por fin acabó con la larga espera. Esta vez no falló en casa de su archienemiga Brasil, a la que batió por 1-0 en la final para conseguir su primer gran título desde 1993, aunque eso significase un problema para la Copa del Mundo, ya que ningún campeón sudamericano ha sido capaz de ganar el Mundial bajo esta condición.

Con un Messi siempre decisivo, pero mejor rodeado en todas las zonas del campo, el combinado argentino fue capaz de encadenar hasta 36 partidos sin perder y le ganó a Italia en Wembley la primera ‘Finalissima’, el torneo que crearon Uefa y Conmebol para enfrentar a sus campeones de confederación, con muy buen juego, lo que le hizo llegar a Qatar muy bien situado en las apuestas.

Las cosas no empezaron nada bien y los ‘fantasmas’ hicieron acto de aparición tras la inesperada y sorpresiva derrota ante Arabia Saudí en el partido inaugural. Quizás, años atrás, el vestuario se hubiese ‘apagado’, pero en esta ocasión no fue así y fue capaz de rehacerse para alcanzar la final emulando lo que hizo España en Sudáfrica 2010 tras perder contra Suiza.

La final del domingo, con una afición y un país tan pasional, dictará si han quedado atrás por fin los años de amargura, y Argentina se convierte en tricampeona y en el cuarto mejor país del planeta fútbol tras Brasil (5), Italia y Alemania (4).

*Con información de Europa Press.