Una situación caótica vive el Deportivo Cali durante los últimos meses, pues además de no rendir en lo deportivo y quedar eliminado de las finales, acarrea desde hace un largo tiempo inconvenientes económicos que lo complican ante sus jugadores, técnico y entidades garantes de los derechos para los trabajadores de dicho club.
Recientemente se ha sabido que no pagarles a sus futbolistas el sueldo que les corresponde, les han costado la renuncia de varios por justa causa. Recientemente quien decidió decir no más a esta situación fue el atacante, Daniel Mantilla, este durante la mañana de este martes decidió pasar su carta de para desvincularse del equipo verde, aduciendo como argumento que lo hacía con “justa causa”.
El exPatriotas y Nacional en otra oportunidad ya había puesto contra la cuerdas al equipo por esta misma situación, sin embargo, para esa oportunidad el cuadro ‘azucarero’ fue capaz de ponerse al día y calmó la situación. Ahora finalizado el torneo para el Cali todo fue diferente, Mantilla, harto de lo sucedido dijo adiós dejando un lío millonario por el 50% de su pase, que deberá ser pagado al equipo boyacense quien había otorgado ese valor a los de Cali cuando se dio el préstamo.
Kevin Dawson, guardameta uruguayo también renunció al Deportivo Cali antes de que se jugara la última jornada de la Liga BetPlay. En conversación con la prensa de su país, contó cómo fueron los cinco meses en que militó en el conjunto azucarero y brindó detalles de las necesidades que pasó junto a sus compañeros por la falta de pagos.
El portero, que en algunos partidos no brilló como se esperaba, aseguró en Punto Penal la dura situación económica lejos de su tierra.
“En cinco meses cobré un mes y medio. Así sería caótica la situación económica que pedí pasajes para mi familia y me dijeron que no tenían saldo en la tarjeta para poder pagarlos”, contó.
Pero esa no fue la única promesa que el club le incumplió, hubo otros acuerdos contractuales a los que le faltaron, razón por la que Dawson prefirió dar su paso al costado.
“Deportivo Cali no me cumplió con el auto, con el alquiler ni con los pasajes. Nos decían que nos pagaban y después no atendían el teléfono. Me trataban de mercenario cuando en estos meses que jugué ahí perdí plata”, dijo.
Su situación, sin embargo, no era la única angustiante. Hubo quienes de verdad contaban con las quincenas que hoy les adeuda el Deportivo Cali.
“Era feo ver compañeros que no tenían plata para comer”, comentó sin tapujos el charrúa.
Ahora bien, hubo otro tema por el que salió, preocupado, por la puerta de atrás del club: las amenazas de un sector de la hinchada.
“Estaba en mi casa y me llama un compañero. Era abril y nos dice que le cayó alguien cercano a la hinchada y que nos cuidemos porque tenían preparado un atentado contra nosotros. Que saben dónde vivimos, saben las placas de los carros. Llamé a la gente del club y les dije que no iba a salir de mi casa, llevaba a mi hija más grande al colegio en las mañanas”, relató.
“La persona que nos avisa coordina una reunión con la hinchada y yo fui porque me tenían entre ceja y ceja. La charla fue muy cordial, nos explicaron que estaban nerviosos por la situación y el descenso. El club decía que estaban al día con los pagos y esa no era la verdad, les explicamos que no era así y ahí fue la gota que derramó el vaso, termino el torneo y me voy”, agregó.