“El tenis es un deporte para ricos”, eso le decían constantemente a Fabio Serna Machado en Chocó, un hombre de 42 años que en unas vacaciones durante su adolescencia en Cali aprendió a jugar tenis de campo y quiso enseñar a la gente de su comunidad en Quibdó.
Fabio nació en Lloró, un municipio ubicado a 45 kilómetros de Quibdó, un lugar de alto promedio en precipitaciones anuales y como si tuviera que ver con el nombre de su tierra natal, llevar el proyecto de la fundación Fasema le ha costado lágrimas de satisfacción y de frustración.
Lleva 15 años trabajando en la escuela de tenis. Empezó con 10 niños gracias al apoyo de la fuerza pública, ahora cuenta con 300 pequeños. “Empezamos con el apoyo de la policía que me dio el permiso prestándome las canchas de la institución siempre y cuando le enseñara también a los suboficiales”, dijo el profesor a SEMANA.
Sin embargo, el camino ha sido más duro que disputar un tie break en un partido de tenis (sistema de desempate en el deporte blanco). Fabio vive en uno de los departamentos más pobres y permeados por la corrupción en nuestro país, por lo tanto, poco ha recibido de las entidades gubernamentales de la región.
Pese a todo, ayudó a crear la liga de tenis de Chocó con la que lograron clasificar a los juegos nacionales en 2014. Ahora cuenta con más de 300 niños a los que les enseña a jugar. Lo ha logrado a través de programas contributivos, subsidiados y al apoyo de dos padrinos como Olga Jaller, exprofesora del club Campestre en Medellín y Néstor Ramírez, el director de Fundanane en Bogotá.
Los proyectos son muchos y el apoyo no tanto. Fabio consiguió un predio para construir la cancha de tenis y se ingenió una campaña llamada ‘Un bulto de cemento por los niños del Chocó', para construir el espacio de entrenamiento. Cuenta con el apoyo de Óscar Lozano el administrador de la estación fluvial del Atrato.
Mientras tanto, los amigos de su trabajo y de los niños le regalan desde una raqueta, una pelota, un uniforme y hasta cuadernos en esta época escolar. Requiere 5 mil kits escolares para los niños de la fundación que incluyan tapabocas, porque está seguro que es necesario que los más pequeños se preparen en la academia antes que en el deporte. “El chocoano no necesita que le den comida, sino opciones de vida como, por ejemplo, a través del deporte o la cultura”, confesó a SEMANA el profesor que además ya empezó a buscar alianza con colegios y universidades en todo el país para que sus alumnos puedan estudiar en un lugar que les brinde más oportunidades.
Los entrenamientos actualmente los lleva a cabo en la cancha de un colegio y en el parque principal Manuel Mosquera de Quibdó: con el programa tenis al parque. “Hay que mirar al Chocó y a Quibdó porque no hay opciones de vida si no hay políticas públicas”, aseguró.
Fabio, estudiante además de comercio internacional, casado y con tres hijos para sacar adelante, cuenta con el apoyo de su familia y la ayuda de 7 profesores voluntarios a quienes se compromete después de cada clase a brindarles el subsidio de transporte.
Muchos de sus ´otros hijos´, como les llama cariñosamente a los niños, son desplazados por la violencia, víctimas de maltrato infantil o viven a diario la violencia intrafamiliar. “El tenis debe ser una alternativa de vida para los niños. Por eso recibimos los niños desde los dos años porque trabajamos el tema de motricidad”, comentó este hombre que estuvo el pasado mes de noviembre en Bogotá capacitándose en tenis.
Junto a una trabajadora social, el fundador de Fasema (por las iniciales de su nombre) identifica los perfiles de los más pequeños y con una raqueta los rescata de una dura realidad.
Para ayudar a la causa del tenis en Chocó, la recolección de elementos deportivos y demás donaciones puede comunicarse al celular 3105209202 y a los correos Fasematenis@hotmail.com o fasemadeporteycultura@gamail.com