Este lunes –6 de febrero– fue uno de los días más trágicos para Turquía y Siria, luego de que en estos países de Oriente Medio se sintiera un potente terremoto que alcanzó los 7,8 grados de magnitud, lo que hizo que cientos de personas quedaran debajo de los escombros tras la caída de edificaciones que no lograron resistir ante la magnitud del movimiento telúrico.
Según los más recientes reportes de las autoridades, las cifras ya alcanzan más de 3.000 muertos y más de 15.000 heridos; sin embargo, a pesar de que el número es escalofriante, se mantiene latente la esperanza de encontrar personas con vida. Socorristas y autoridades trabajan fuertemente en ello y personas que permanecen en el lugar de la tragedia intentan dar a conocer más detalles de la situación, clamando por ayudas que provengan de cualquier parte del mundo.
Volkan Demirel, exarquero turco, en las últimas horas aprovechó su reconocimiento público para compartir un mensaje a través de sus redes sociales en busca de colaboración mundial. Con la voz entrecortada y con lágrimas, dijo: “Quiero que envíen todos los recursos que tengan”. Además de esto, suplicó de manera insistente, pues asegura estar viendo personas fallecer muy cerca de él: “Por favor, por favor, por el amor de Dios, la gente está muriendo aquí”.
Por otra parte, entre otras informaciones de deportistas, el jugador de Ghana, Christian Atsu, que milita en el Hatayspor, generó preocupación en el mundo del fútbol tras informarse que estaría perdido entre los escombros. Sin embargo, horas más tarde todo parece indicar que corrió con suerte, pues fue hallado milagrosamente y trasladado a un hospital, como lo reportó el periodista africano Saddick Adams.
Robert Mejía es uno de los colombianos que está en la Liga de Turquía. El Giresun Spor Klübü es su equipo, un club de fútbol de la ciudad de Giresun que queda a siete horas de Ankara, capital de ese país.
Mientras Mejía dormía en la concentración con cerca de 40 personas, sintió un fuerte temblor que lo obligó a salir de su cama de inmediato, mientras que su compañero, de sueño más pesado, no se dio cuenta de lo sucedido.
“Sentí que la tapa del baño se bajó y me asusté. Luego, era un temblor fuerte porque se movían las camas y las cosas de la habitación. Cuando pensé que era solo eso, estuvimos en el comedor y otra vez [tembló]”, relató en SEMANA.
Ahí no quedó el aterrador testimonio. “Jugadores, cuerpo técnico y todo el personal del sitio de concentración estábamos muertos de miedo y salimos todos corriendo”, dijo en SEMANA.
El momento más duro de su relato surgió cuando contó lo siguiente: “El tema está muy complicado, nos dijeron que varios colegas están desaparecidos y un portero falleció”. Así describió, con tristeza, sobre lo que sabe de los clubes de Gaziantep, el epicentro del terremoto de 7,8 grados.
Luego, agregó: “Contra el equipo del lugar del terremoto ya jugamos, de hecho fuimos hasta ese lugar. No los recuerdo muy bien, pero es una tristeza para sus familias y para nosotros”, puntualizó.
También confesó tener miedo. Su familia a distancia ha sido el acompañamiento en momentos de caos.
“Tenía por lo menos 100 mensajes de seres queridos preocupados. He sentido miedo, no solo por mí, también por todo lo que se ve en los medios. Las imágenes aquí de todo lo que pasa, incluso en las redes son muy muy fuertes”, dijo a SEMANA y de paso envió un mensaje a todos los que se preocupan por él y sus colegas colombianos.
“Alexis, Jorman y yo estamos bien. Por aquí está todo tranquilo gracias a Dios”, finalizó con esta casa periodística.