El fenómeno de los ‘hooligans’ o ‘ultras’ en el viejo continente nunca acabó. Aunque en Inglaterra o España el fútbol parece ser ya un espectáculo tranquilo y familiar, en Europa occidental la rudeza y rivalidad de las hinchadas es a otro precio. Allí, los hostiles fanáticos son un factor fundamental en el éxito de sus equipos. Este martes el Real Madrid visita al Apoel de Nicosia (Chipre) por los cuartos de final de la Champions League y será testigo de uno de los grupos ultra más agresivos del mundo. Aunque la diferencia del poder futbolístico y económico de ambos es abismal, los chipriotas cuentan con un factor extra a su favor: su estadio es un verdadero infierno. Los ultras del Apoel se han preparado para lo que será la batalla más importante en la historia del club y esperan con ansias la llegada de las estrellas del Madrid para hacerlos sentir odiados y despreciados. Ya se han enfrentado a Cristiano Ronaldo en el pasado, cuando en un partido entre Chipre y Portugal toda la fanaticada coreó el nombre de Messi e insultó al jugador madrilista hasta el cansancio. También estarán esperando a Mesut Özil, el jugador alemán que por su origen turco revive situaciones del pasado donde confluyen sentimientos nacionalistas extremos. La mitad del estadio son ‘ultras’ De los 22.500 espectadores que le caben al GSP Stadium, casi la mitad son ultras. Esto quiere decir que alrededor de la cancha, a donde miren los jugadores del Madrid, encontraran siempre un gesto de desprecio absoluto. Además, las bengalas que hacen el telón de fondo del infernal teatro y el naranja encendido que visten los fanáticos enmarcarán el escenario. Como muestra de su hostilidad, apenas este viernes los ultras del Apoel quemaron dos carros con seguidores del Omonia dentro. El atentado fue la chispa para desatar una tremenda batalla entre ambos grupos ultras. Aunque se han dispuesto medidas de seguridad para evitar cualquier inconveniente, la entrada en escena de los ultras del Apoel no se hará esperar y servirá como incentivo para su equipo mientras que los jugadores del Madrid nunca querrán regresar.