“Tuvo que salir volado de Cali”, Germán Ochoa, médico
Desde hace varios años, Diego Maradona arrastraba un problema que le aquejaba en ambas rodillas. “Ya no tenía cartílagos y los huesos se tocaban entre sí”, explicó el médico colombiano Germán Ochoa, quien en 2004 operó al argentino de la pierna izquierda y en junio de 2018 le realizó un tratamiento especial en la zona para que pudiera viajar al Mundial de Rusia.
Ochoa recordó que su relación profesional con Maradona nació gracias a la recomendación que hizo en Cuba la medallista olímpica María Isabel Urrutia, a quien operó antes de las olimpiadas de Sídney. “En ese momento entiendo que no se podía operar en Argentina por unos temas de sus posiciones políticas. Además le habían quitado su visa a Estados Unidos y terminó operándose en Cali”, relata el médico, quien recuerda que esa primera cirugía fue después de que Maradona sufriera una lesión en un partido que jugaba en un centro de rehabilitación en Cuba. “Se le bloqueó la rodilla”.
El médico relata que la recuperación del crack argentino inició en un hotel de Cali, pero por motivos que no sabía en ese momento fue trasladado a un apartamento particular. “Cinco o seis días después él sale de Cali rumbo a Cuba porque aparentemente tenía amenazas, al parecer de secuestro, por grupos paramilitares”.
Sobre lo que compartió con el 10, Ochoa destacó la calidad de persona y alegría que transmitía. “Era muy reservado, a mí me decía ‘tordo’, no me decía doctor, eso me llamaba la atención, pues los argentinos llaman así a los doctores (...) Era una persona del común, sencilla, tranquila, amable. Fue amoroso con mi familia”.
“Maradona me entregó la 10 de Boca”, Fabián Vargas, exfutbolista
La camiseta número 10 no es poca cosa en Boca Juniors. Y desde que la usó Diego Maradona tiene un significado especial, siendo pocos los jugadores que tienen el honor de vestirla. Si bien el exjugador Fabián Vargas se caracterizó más por su entrega en el medio campo defensivo, el temperamento del colombiano lo llevó no solo a ser capitán del club, sino también a recibir la emblemática 10 de manos del mismísimo crack.
En 2004, cuando el técnico de Boca era Jorge ‘Chino’ Benítez, Vargas recibió un llamado que no esperaba, Diego lo llamó una mañana a su palco en La Bombonera. “Ese día me hizo entrega oficial de la camiseta número 10, no me voy a olvidar nunca de lo que me dijo: que yo tenía las condiciones y la capacidad para llevarla, que lo hiciera tranquilo, me sacara la presión y la portara con orgullo. Que el ídolo de tu infancia te haga una entrega oficial así es algo maravilloso, un sueño cumplido y uno de mis recuerdos y tesoros más preciados”.
“Diego no calculó las consecuencias de chocar con el establecimiento”, Piedad Córdoba, política
Para nadie fue un secreto la afinidad ideológica de Diego Maradona con Hugo Chávez y Fidel Castro, situación que –al igual que muchos aspectos de su vida– causó amores y odios. “Él se acerca a Chávez cuando Kirchner hacen un lanzamiento que se llamaba ‘Al carajo con el Alca’, contra el tratado de libre comercio con Estados Unidos. Ahí se conocen”, contó Piedad Córdoba.
Recuerda que lo conoció en el programa de televisión de Telesur de Víctor Hugo Morales, momento en el que lo invitó al partido por la paz en Bogotá en 2015. “Inmediatamente dijo que sí. Él estaba muy a favor de la paz y no era indiferente de las causas sociales”.
No obstante, cree que esas luchas que daba, y que considera a veces no le correspondían, lo llevó a tener muchos contradictores, “Diego no calculó las consecuencias de chocar y oponerse contra el poder del establecimiento como la Fifa. Fui testigo de cómo en el Mundial de Brasil, en uno de los partidos finales, no le dieron el ingreso. Ni siquiera Dilma Rousseff lo ayudó, se puso de lado del establecimiento futbolero para no dejar a Maradona entrar a los partidos. Ese día almorcé con él y se le veía muy triste, increíble que no pudiera entrar. Él siempre quiso que el fútbol estuviera al servicio de la gente”.
“Hacía sentir a cada jugador como un hijo”, Julián Galindrez, futbolista
Son pocos los colombianos que fueron dirigidos por Maradona. Cuando el astro argentino llegó a dirigir al modesto equipo mexicano de segunda división Dorados de Sinaloa, nadie en el plantel podía creerlo. Juan Galindrez, delantero colombiano que compartió casi un año con Maradona en ese club, recuerda que en ese momento iban últimos en el campeonato. Pero desde la llegada de Diego todo tuvo un cambio radical.
“Llega él con esa mística, la energía en el vestuario se transformó, la admiración de todos hacia él se notaba”. Dorados pasó de ser último a ser subcampeón en dos ocasiones. La clave fue la manera en que el 10 ve el fútbol. “A cada uno de los jugadores del plantel lo hacía sentir como un hijo, te saludaba de beso y abrazo, hay técnicos que ni determinan al jugador”.
Si bien reconoce que no era el técnico más estricto, destacó la confianza que les tenía a los jugadores. “En concentración no nos obligaba a desayunar o bajar temprano, solo nos pedía que fuéramos responsables y nos cuidáramos, que no cometiéramos los mismos errores que él”.
“Diego me dio un curso para fumar puro”, Carlos Jacanamijoy, artista
Fue en 2003 cuando el pintor colombiano Carlos Jacanamijoy conoció por primera vez al astro argentino Diego Maradona. El encuentro se dio después de que un amigo en común le hablara al 10 sobre el trabajo de Jaca, como le dicen sus amigos.
El jugador decidió adquirir una de sus obras con la condición de que el artista se la llevara hasta la casa en la que vivía en esos momentos en La Habana. Desde el momento en que se conocieron entablaron una amistad inmediata. Maradona quedó impresionado con la historia de vida de Jacanamijoy, a tal punto que terminaron compartiendo toda una semana en Cuba.
“Creo que se sentía muy identificado, los dos tuvimos infancias duras, constantemente me preguntaba por cómo era mi vida cuando era niño, cómo estudié, la discriminación que tuvimos”, relata Jaca.
Una de las cosas que más recuerda de esa semana con Maradona es el gusto del crack del fútbol por el golf. Durante un par de noches estuvieron jugando en Varadero. “Debíamos jugar tarde porque de día la conmoción que causaba era impresionante. Bromeaba diciendo que el golf era de 18 hoyos porque una botella de whisky tenía 18 tragos, entonces jugábamos tomando unos tragos, hablando, recordando. Fue un momento único, muy personal y especial”.
Durante su estadía en Cuba, recuerda entre risas cuando el astro futbolístico le enseñó a fumar un puro aunque nunca lo había hecho, “Diego sacó unos habanos y dijo que íbamos a hacer un curso de cómo fumarse un puro. ‘Hasta quemarse los labios como el Che’, así me decía mientras estallaba en risa. Efectivamente yo me quemé los labios, pero es de esos recuerdos que quedan para siempre”.