Con la modestia que lo caracteriza, Egan Bernal pone en duda lo que muchos piensan en la actualidad sobre él; que es todo un superhéroe. “No sé, no creo, mire lo que me pasó”, dijo en entrevista con SEMANA sobre ese rótulo que se ha ganado.

Él considera que es “más un guerrero” o algo parecido, porque lo que le sucedió “demuestra que todos somos de carne y hueso y todos se pueden romper”, pero hay que recordar que los superhéroes también sufren heridas en sus batallas. Aunque no lo considere así, para muchos sí es un héroe que de armadura lleva un casco y como arma una bicicleta.

Los cómics y las películas han dejado en evidencia la sensibilidad de los superhéroes, esos que han llorado varias veces durante las batallas. En esta ocasión, lejos de una historia de ficción, la vida real demostró que Egan Bernal sin duda alguna tiene la fuerza Superman y hasta lo empiezan a comparar con Wolverine por la manera en la que se recuperó de sus lesiones.

En la conversación que sostuvo con la periodista Vicky Dávila, el ciclista colombiano reveló ese momento en el que lloró tras sufrir el accidente del lunes 24 de enero de 2021, día que quedó marcado en la historia del deporte colombiano por las horas de angustia que se vivieron.

Quizás por el estado de shock, las lágrimas no salieron de inmediato, además hay una cierta costumbre en los ciclistas de sufrir caídas que les causan heridas. Pero hubo un momento en el que no aguantó más. “La verdad sí lloré”, dijo el zipaquireño de 25 años de edad cuando se refirió a uno de los dolores más fuertes que ha sentido en su vida.

Las lágrimas de Egan Bernal aparecieron cuando le “hicieron lo del fémur, cuando lo pusieron en su posición”, explicando que “fue como un momento de impotencia en el que no quería que lo hicieran”.

“El doctor me cogió. Uno no se puede mover, me sentí tan frágil, le dije: ‘por favor, se lo suplico, no’. Y cuando hizo el movimiento, pues imagínese el dolor. No solo por el fémur, sino el dolor porque me estaba cogiendo acá arriba. Me dolía el cuello, la columna, todo, cuando me hizo ese movimiento fue cuando lloré un poquito”, narró el zipaquireño que superó lesiones graves.

Y como en la ambulancia no le dieron nada para el dolor, pues era de asistencia básica, su descanso llegó cuando arribó a Clínica Universidad de La Sabana, centro médico en el que le salvaron la vida. Aprovechando la entrevista con SEMANA, Egan aprovechó para agradecerle a “cada uno de ellos (personal médico)”.

“Los que me operaron la rodilla, el fémur, las manos, el diente. Con el doctor Uriza (Sinisterra), que fue el neurocirujano. Gracias a ellos estoy vivo, gracias a ellos puedo caminar, puedo moverme, hasta las manos puedo ya moverlas, así que, nada, siento que también gracias a ellos tengo esta segunda oportunidad”, agregó.

Reviva aquí la entrevista completa con SEMANA.