Lionel Messi ahora se sienta en la mesa de los campeones del mundo junto a Pelé y Diego Maradona: el ‘10′ guio a Argentina en la sufrida conquista de su tercer título Mundial este domingo en Doha, donde derrotaron en penales (4-2, tras empate 3-3) a la campeona defensora Francia.
A los 35 años, el astro argentino puede despedirse tranquilo de sus periplos por los mundiales (participó en los últimos cinco): anotó el primero, de penal (23), y el tercero (en la prórroga, 109) en el atestado estadio de Lusail y participó en el segundo, de Ángel Di María (36).
Aunque la corona rompe con una sequía albiceleste de 36 años sin alzar la Copa del Mundo, antes lo hicieron con Mario Kempes en 1978 y Diego Maradona en 1986, la conquista tiene de protagonista especial a un tipo que vio cómo Alemania se la arrebataba de las narices en Brasil 2014.
Con Di María y Messi como únicos sobrevivientes de la debacle en el Maracaná, el grupo que formó Lionel Scaloni supo cerrar filas en torno al que miles consideran el mejor jugador de la historia, un título resistido para muchos justamente porque no tenía en sus manos lo que alzó este domingo ante 88.966 espectadores.
Y lo hizo ante la Francia de uno de sus potenciales herederos y compañero de equipo en el PSG, Kylian Mbappé, que llevó el partido a los penales al anotar un triplete (80, 81 y 118, dos de ellos de penal) y terminar como goleador del torneo, con ocho dianas.
La celebración en Argentina
Apenas terminó el partido, con el penalti que convirtió en gol Gonzalo Montiel, la mayor parte del estadio se unió en una estremecedora celebración. Argentina, la de Messi, quedó campeona del mundo y esa alegría se mostró en Buenos Aires, donde cientos de argentinos se unieron para vivir la fiesta más importante de sus vidas.
Fin al dominio europeo
Con el sueño de ganar el segundo título consecutivo prácticamente terminado, una proeza solo lograda por Italia (1934-38) y el Brasil de Pelé (1958-62), Deschamps, desencajado, movió el banco muy temprano, en el minuto 41, sacando a Olivier Giroud, goleador histórico francés, y a Dembélé, para darles paso a Marcus Thuram y Randal Kolo Muani.
Los revulsivos tardaron en cambiar la cara de Francia, atacada durante la semana por un virus que mermó a varios de sus jugadores y que se enfrentaba a una situación desconocida en el desierto catarí: ir abajo por dos tantos de diferencia.
La defensa sudamericana sepultó el reciente dominio europeo en los mundiales (ganaron entre 2006 y 2018) al neutralizar a Antoine Griezmann, el cerebro ‘galo’ que esta vez estuvo desconectado y cedió su lugar por Kingsley Coman (71).
Haberles cedido la iniciativa a los franceses tuvo un precio alto: Mbappé tejió sociedades con Kolo Muani y Coman, hasta forzar un penal de Nicolás Otamendi sobre el atacante del Eintracht Fráncfort.
Luego, un minuto después, desenfundó una volea tras una bonita jugada asociativa con Kolo Muani para helar a la masiva hinchada argentina que acompañó en Lusail.
Argentina, sin embargo, supo reponerse en manos de su mejor hombre, que aprovechó un rebote de Lloris a un tiro de Lautaro Martínez para detener corazones, al menos durante diez minutos, cuando Mbappé hizo de las suyas de nuevo desde el punto blanco tras una mano de Gonzalo Montiel.
Con los dos porteros vestidos de héroes en los minutos finales, la disputa del título se fue a los penales. Allí, el de siempre, ‘Dibu’ Martínez, se creció al atajar el penal de Coman y el ‘10′ ahora es campeón del mundo.
*Con información de la AFP.