En marzo de 2018 la carrera de Jackson Martínez parecía haber llegado a su fin. El Guangzhou Evergrande de la Superliga china decidió finalizar su contrato a pesar de haber pagado 45 millones de euros por sus goles. El club chino prefirió perder esta cuantiosa inversión y dejar al futbolista colombiano a la deriva.  Jackson no jugaba desde 2016. Una compleja lesión de tobillo lo alejó de las canchas y puso en jaque su carrera deportiva. El colombiano no se rindió. Se puso en manos de los mejores especialistas del mundo para lograr lo que pocos creían, volver a sentirse vivo en una cancha de fútbol.  Y así fue. Jackson logró lo que parecía imposible y pudo regresar al fútbol después de cerca de dos años inactivo. El club que le dio la oportunidad fue el Portimonense de la Liga de Portugal. Allí volvió a celebrar. El pasado 3 de noviembre marcó un tanto frente al Belenenses.  Pero este sábado Jackson volvió a sentir lo que es tener un estadio a sus piés. Regresó al estadio del Dragón, para enfrentarse a su antiguo club, el Porto. En ese escenario el colombiano es muy querido por los fanáticos después de que lograra 94 goles en tres temporadas con el club. En el minuto 73 se produjo un emocionante momento cuando el colombiano fue sustituido. Mientras salía de la cancha, el artillero recibió una lluvia de aplausos por parte de los hinchas del conjunto azul y blanco que se pusieron de pie para darle este reconocimiento.

Además los jugadores del conjunto local se acercaron al colombiano y le dieron un saludo como muestra de respeto por su lucha para poder continuar su carrera deportiva, un ejemplo de superación, la de un jugador que debió someterse a varias operaciones e intensas terapias para poder regresar a las canchas. Un momento que el chocoano, que marcó dos goles con Colombia en el Mundial de Brasil 2014, nunca olvidará y un merecido reconocimiento a un jugador que nunca se rindió pese a tener todos los pronósticos en contra.