Casi dos meses después de aquella final de Copa América en Miami, la selección Colombia vuelve a cruzar caminos con Argentina en el partido válido por la fecha 8 de las eliminatorias sudamericanas al Mundial de 2026.

El duelo, programado para el martes 10 de septiembre a las 3:30 de la tarde en el estadio Metropolitano de Barranquilla, ha despertado un profundo debate entre aquellos que defienden que puede ser tomado como una pequeña revancha para la tricolor y los que aseguran que, sea cual sea el resultado, no servirá para olvidar el agónico gol de Lautaro Martínez que sepultó la ilusión del país de sumar su segundo título en la historia.

Más allá del recuerdo reciente de la final, la polémica se encendió en la previa por las declaraciones de Lionel Scaloni, técnico de Argentina, quien se quejó públicamente por el horario del partido autorizado en las oficinas de la Conmebol.

James Rodríguez, capitán de la Selección Colombia | Foto: 2024 Anadolu

En rueda de prensa, luego de vencer a Chile (3-0) en el Monumental, Scaloni dijo: “Ahora iremos a un lugar donde hace muchísimo calor y jugamos en un horario que no debería ser, pero decidieron eso. Es un rival durísimo e intentaremos sacar un buen resultado”.

Es cierto que la Federación Colombiana de Fútbol es la encargada, como selección local, de elegir la programación y plantearla ante la Conmebol, pero no será la primera vez que se juega a esa hora en la capital del Atlántico. De hecho, son pocas las selecciones que se han manifestado en contra de ese horario, y hay casos de rivales que salieron ganadores con el calor de la tarde barranquillera, como sucedió con Perú en las eliminatorias al Mundial de Catar 2022.

Así como Chile jugó en un césped en malas condiciones el año pasado y Bolivia eligió un escenario con aún más altitud que La Paz, la selección Colombia optó por aprovechar las condiciones climáticas del nivel del mar para tener un plus en busca de vencer a la vigente campeona del mundo.

Selección Colombia contra Argentina. | Foto: Getty Images

Néstor Lorenzo, que ya consiguió resultados históricos como la victoria ante Brasil en noviembre del año pasado, tiene ahora la tarea de romper la racha de resultados negativos de Colombia como local, recibiendo a Argentina en el Metropolitano.

La última vez que la albiceleste visitó suelo barranquillero fue el 9 de junio de 2021. En aquella oportunidad, el resultado fue empate (2-2) con goles de Cristian Romero y Leandro Paredes para el combinado argentino, mientras que para Colombia marcaron Luis F. Muriel y Miguel Ángel Borja, ambos ausentes en esta convocatoria.

Antes de eso, en el proceso mundialista a Rusia-2018, Argentina vino sin Messi, como lo hará también en esta ocasión, y se llevó los tres puntos gracias al solitario tanto de Lucas Biglia, el 17 de noviembre de 2015. El historial muestra que la albiceleste ha visitado Colombia en nueve ocasiones por eliminatorias, y su balance es positivo: se llevó cinco victorias a casa, sumó dos empates y solo perdió en dos ocasiones.

Lionel Messi, jugador de Argentina, enfrentando a Colombia en la Copa América | Foto: 2024 BSR Agency

La última vez que el combinado nacional venció a Argentina en este certamen fue el 21 de noviembre de 2007. Ese duelo se disputó en el estadio El Campín de Bogotá y terminó con marcador de 2-1 a favor del equipo entonces dirigido por Jorge Luis Pinto.

Lionel Messi abrió el marcador a los 36 minutos y parecía firmar una nueva noche de terror para Colombia; sin embargo, Rubén Darío Bustos trazó el camino de la remontada con un golazo de tiro libre al 62 y cerca del final llegó el segundo, con una espectacular jugada de Dayro Moreno en combinación con Wason Rentería.

La única vez que Argentina salió derrotada del Metropolitano fue hace más de 30 años. El 17 de agosto de 1993, la selección colombiana ganó 2-1 en las eliminatorias, con goles de Iván René Valenciano y Adolfo ‘el Tren’ Valencia, quien marcaría unos días después en el histórico 5-0 en el estadio Monumental. Néstor Lorenzo y sus dirigidos tienen una oportunidad inmejorable de romper esa sequía y quedar, una vez más, en los libros de historia.