Seis meses después de su debut en el fútbol profesional, el Envigado Fútbol Club, un equipo de media tabla, con poca afición, pero expertos en la formación de jugadores élite, se fijó en Fredy Guarín y lo fichó, en principio para que completara su formación en el equipo de reservas. Pero pronto se ganó un puesto en la titular en el equipo, dirigido primero por Orlando Restrepo y luego por Hugo Castaño.
‘La cantera de héroes’, como se le conoce al Envigado, ha visto nacer a jugadores de la talla de Matehus Uribe, Frank Fabra, Jhon Córdoba, Mauricio ‘Mao’ Molina, Jonathan Estrada, Dorlan Pabón, Giovanni Moreno, James Rodríguez o Juan Fernando Quintero. Fredy Guarín fue uno de los diamantes en bruto que pulió la escuadra antioqueña, como en la actualidad lo hace con Yeison Guzmán.
Ramiro Ruiz, actual presidente de Envigado, describe la calidad de jugador en que se convirtió Guarín tras emerger de la cantera del club naranja:
“Considero que en su posición ha sido uno de los jugadores más completos del fútbol colombiano. Un volante de primera línea, pero yo lo calificaría como un volante mixto porque tiene muchísima llegada, muy buen juego aéreo, muy buena técnica y una media distancia envidiable. Es un jugador que se posiciona muy bien en el terreno de juego y al que, además, haber estado en el fútbol internacional desde tan joven lo llenó de herramientas para ser parte de la Selección Colombia y darnos tantos frutos. Es un jugador completo que durante su trayectoria se ha distinguido por tener buenos números en goles. Eso es muy importante porque ese medio centro se vuelve, inclusive, más importante en el equilibrio y en la salida del equipo”.
El dirigente antioqueño describe las condiciones humanas de aquel joven que llegó con apenas 17 años a defender el escudo envigadeño:
“Fredy Guarín como ser humano es muy humilde. Es un canterano que no ha olvidado sus raíces ni su esencia. Un luchador, un trabajador incansable por sus sueños, los cuales cumplió a cabalidad. No solo sus sueños, también los de su familia, de su madre, de su padre, de sus hermanos, de sus hijos. Fredy ha sido un profesional a carta cabal. Conocemos sus entrañas y sabemos de la calidad humana que tiene. Dejó una huella indeleble en la familia naranja y aún sigue siendo parte nuestra, tenemos comunicación con él, y sabemos de su ser y su don de persona. No solo es querido por el mundo del fútbol, sino que todo aquel que lo conoce se enamora de su espontaneidad, de su humildad. Y esos principios que don Fredy y doña Silvia (papás del jugador) le inculcaron en su formación lo hicieron un referente canterano, al que queremos muchísimo, y apoyamos día a día”.
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