Célebre por su capacidad como revulsivo desde el banquillo en su época de jugador, los malos resultados y la falta de juego condenaron a Ole Gunnar Solskjaer, cesado este domingo como entrenador del Manchester United, donde asumió el cargo con carácter interino, aunque nunca llegó a afianzarse plenamente en el banco de Old Trafford.
“Ole seguirá siendo para siempre una leyenda del Manchester United y con dolor hemos tomado esta difícil decisión”, escribió el club de la Premier League en un comunicado, en el que precisa que será el adjunto de Solskjaer, Michael Carrick, quien dirigirá al equipo de forma interina en los próximos partidos.
El “Super-Sub” (Supersustituto) -marcó 28 de sus 126 goles con el United saliendo desde el banquillo- no aguantó la degradación del juego de su equipo desde mediados de septiembre, que vivió su punto más bajo con la humillante derrota en Old Trafford (5-0) contra el rival histórico Liverpool, el pasado 24 de octubre.
Un golpe a la línea de flotación del club que puso de manifiesto la falta de una idea de juego definida luego de dos temporadas y media de Solskjaer al frente del equipo.
La humillante derrota (4-1) el sábado en casa del Watford, 17º antes del partido, fue la gota que colmó el vaso.
El noruego deja al equipo en séptima posición en la Premier, a doce puntos del líder Chelsea.
Zinedine Zidane, quien conquistó tres Champions League con el Real Madrid, con Cristiano Ronaldo y Varane en sus filas, es el favorito para suceder a Solskjaer en las casas de apuestas. También suenan los nombres del técnico del Leicester, Brendan Rodgers, y del entrenador del Ajax, Erik ten Hag.
Sin juego... y sin títulos
Llegado para suceder a José Mourinho, quien dejó un club desmotivado y sin unidad, Solskjaer logró mejorar los resultados, alcanzando la final de la Europa League y logrando el subcampeonato en la Premier la temporada pasada.
Solskjaer comenzó con 14 partidos sin conocer la derrota, lo que convenció a la dirección del club para confirmarlo en el puesto, aunque el equipo bajó el nivel en la parte final del curso para finalizar en sexto puesto, la misma posición que ocupaba a su llegada.
Su carácter amable contrastaba también con los hombres de fuerte personalidad asociados a la historia del United, como Sir Alex Ferguson, Louis van Gaal, Mourinho en el banquillo, o Eric Cantona y Roy Keane en el terreno de juego.
Pero no es menos cierto que cuando fichó como jugador también logró disipar las dudas, no en vano fue él el autor del decisivo gol en la final de la Champions de 1999 en el Camp Nou ante el Bayern de Múnich (2-1).
Solskjaer pacificó el club, devolvió la confianza al grupo pero falló en lo que más se pide a un técnico a esos niveles: los títulos.
Cualidades humanas indiscutibles
El técnico noruego puede presumir de los 19 partidos consecutivos sin derrota entre marzo y julio de 2020, que permitieron al United subir al podio (3º), y de los 14 invicto en la Premier la temporada pasada para acabar detrás del campeón City.
Gracias a sus cualidades humanas unánimemente reconocidas, gestionó mejor que nadie en el United al imprevisible Paul Pogba y protegió a jóvenes canteranos como Scott McTominay, Marcus Rashford o Mason Greenwood.
Con Harry Maguire, Aaron Wan Bissaka, Donny van de Beek, Jadon Sancho, Raphaël Varane, y, por supuesto, Cristiano Ronaldo, el club no tembló a la hora de invertir y poner a disposición del técnico un plantel de lujo para poder competir con Chelsea, City o Liverpool en todos los frentes.
Pero los títulos no llegaron e, incluso, la clasificación a la próxima Champions se antoja complicada.
Solskjaer había sobrevivido en el cargo las últimas semanas, en parte por la ausencia de un reemplazo sólido.
Pero su crédito se agotó con los últimos partidos apáticos de su equipo, que parecía haber bajado los brazos resignado, por lo que la dirección decidió dar un golpe de timón.
*Con información de AFP.