Estar en la cima del mundo ha sido un sueño de muchas personas y desde hace medio siglo es posible después de que el gobierno de Nepal abriera la ladera que permite la escalada comercial del Monte Everest. Sin embargo, coronar el "techo del mundo" es una actividad que se ha salido de control y está costando vidas. La reticencia de Nepal a limitar los permisos para subir al Everest ha provocado una aglomeración peligrosa de alpinistas y ello contribuyó al incremento de decesos, según denunciaron los montañistas experimentados. Un total de 11 personas han fallecido en la montaña este año, la mayor cifra desde 2015. Esta alta cantidad de muertes coincide con la flexibilidad del gobierno de Nepal, que ha emitido el mayor número de permisos de la historia, con 381. Elia Saikaly, cineasta que coronó la cima el 23 de mayo, describió la gravedad de la situación con un desgarrador relato publicado en su cuenta de Instagram. "Muerte. Carnicería. Caos. Filas. Cadáveres en la ruta y en tiendas de campaña en el campamento 4. Gente a la que traté de hacer regresar y que terminó muriendo. Gente siendo arrastrada. Caminando sobre cuerpos. Todo lo que leíste en los titulares sensacionalistas se repitió en nuestra noche de cumbre", dijo el hombre.
"Estás exhausto, sin oxígeno, deshidratado, tratando de subir la cima con las extremidades entumecidas y debiendo desempeñarse al más alto nivel mientras suceden eventos que no puedes controlar", fue cómo describió su experiencia. Le recomendamos: Acaba una temporada de muerte y atascos en la cumbre del Everest La mayor parte de estos decesos han sido atribuidos al mal de altura, un trastorno que se produce por la falta de oxígeno a raíz de alta presión atmosférica y que puede desembocar en un edema cerebral de altura y posteriormente, la muerte. Este año, el gobierno emitió un número récord de permisos, lo que provocó atascos de montañistas en el pico más alto del mundo, lo que probablemente contribuyó al mayor número de muertes en cuatro años. Durante el breve periodo en el que el tiempo fue lo suficientemente claro como para intentar llegar a la cima, los escaladores estaban tan apiñados que sus zapatos chocaban entre sí por encima de la afilada cresta del Collado Sur, arriesgándose a morir a medida que pasaban los minutos. Antes la expedición era accesible solo a una élite de montañistas adinerados, pero la creciente demanda rebajó el costo, abriendo el Everest a aficionados y aventureros. Quienes quieren coronar la cumbre más alta del mundo deben presentar un certificado médico que acredite que están bien físicamente, pero no están obligados a demostrar su resistencia a las alturas extremas y su experiencia en este tipo de ascensos. A medida que el encanto del Everest ha crecido, también lo hicieron las multitudes. Ahora suben escaladores sin experiencia que se tambalean en el estrecho pasadizo hacia la cima y causan retrasos letales, dijeron los escaladores más veteranos. Le puede interesar: Mueren otros dos alpinistas en el Everest Los más grave es que pese a la muerte de 11 personas este año, los funcionarios de turismo de Nepal no solo no tienen la intención de restringir el número de permisos expedidos, sino que están animando a más turistas y escaladores a venir "tanto por placer como por fama", afirmó Mohan Krishna Sapkota, secretario del Ministerio de Turismo y Aviación Civil. Nepal, uno de los países más pobres del mundo, depende de la industria de la escalada para obtener 300 millones de dólares cada año. No limita el número de permisos que emite ni controla el ritmo o el calendario de las expediciones, dejando que sean los operadores turísticos y los guías quienes aprovechen las breves condiciones climáticas despejadas cada vez que llegan, lo que conduce a apilamientos cerca de la cima. *Con información de AP.