Recibió con pierna izquierda un cambio de frente, controló, bajó el balón y remató tan fuerte que la red se infló. Catalina Usme con esa anotación le dio a Colombia el paso a los cuartos de final del Mundial por primera vez en la historia y como única selección de América.

Todo un país celebró con esa zurda prodigiosa, lo que pocos saben es que esa pierna fue su mayor reto en los inicios. “Si le da con la zurda le da tres vueltas a la cancha”, le decía José Nabor Ramos, uno de sus primeros entrenadores en Marinilla (Antioquia) a la hoy líder de la Selección Colombia.

“Era muy zurda y tenía que manejar los dos perfiles”, insistía el profe que junto a Jorge Osorio la descubrieron por casualidad.

Como entrenadores de niños, se dieron a la tarea de ir casa por casa a presentarse a las familias. Querían que los papás conocieran de primera mano su trabajo. Al hogar de los Usme Pineda llegaron por Carlos Andrés, hermano de Catalina y actualmente técnico de la selección de Ecuador.

Catalina Usme con su gol le dio el paso a Colombia a los cuartos de final.

En la visita se dieron cuenta de que la mujer de los hermanos Usme estaba jugando fútbol en la calle con los vecinos. Sin embargo, siguieron de largo porque el objetivo era otro. Cata, con el instinto goleador de hoy en día y con tan solo 6 años, se acercó, escuchó la conversación, supo que eran “profes” del deporte que ella amaba y les pidió que la dejaran entrenar.

“Era una pulga, pero con personalidad. La mamá no tuvo que intervenir”, dijo quien hizo parte de su descubrimiento.

En las canchas del oriente de Antioquia, se destacaba en los equipos masculinos. No por ser la única mujer, sino porque su técnica y entrega eran notables. “Póngame ahí profe, no importa”, les decía Catalina a los entrenadores cada que faltaba un compañerito en cualquier posición del campo.

Se volvió tan competitiva que decidieron inscribirla a los torneos Pony Fútbol en el equipo del pueblo. Sin embargo, la organización del campeonato les devolvió las planillas argumentando que no se valía un onceno mixto. Ahí encontró su primera piedra en el camino. Aunque el reglamento no especificaba el género de los competidores, si se reservaban el derecho de admisión.

Los profesores no querían desanimarla y le permitieron estar con la delegación sin darle muchas explicaciones. Catalina, inteligente como su juego, se dio cuenta que su nombre lo tacharon de la planilla por ser mujer. Ahí entendió que debía abrirse paso lejos de su pueblo.

A los 13 años se enteró del Club Formas Íntimas y pidió que la llevaran a Medellín para probarse. Llegó a las canchas del barrio La Floresta y a las manos de una de las pioneras del fútbol femenino en Colombia: Liliana Zapata.“Llegó con la misma chispa de hoy. Casi que cobraba el tiro de esquina y cabeceaba a la vez. Quería entrenar 4 horas, cuando nos prestaban la cancha apenas hora y media”, dijo Liliana a SEMANA.

Un entrenamiento le bastó. Zapata llamó al entrenador de la Selección Antioquia y le dijo: “tenemos una joya”.

Manuela Vanegas. | Foto: AFP or licensors

En ese club conoció a Manuela Vanegas, otra futbolista, que con una historia similar llegó desde Copacabana. “Desde que la vi supe que iba a ser grande. Tenía grandes condiciones, jugó de arquera, volante y delantera”, dijo Carlos Arenas, primer entrenador de la actual jugadora en la Real Sociedad.

Arenas, recuerda con gran alegría que fue Manuela la que le dio uno de los campeonatos de la época a ese municipio del Valle de Aburrá.“Cuando se podía jugar mixto, llegamos a la final. Al arquero de nosotros no le estaba yendo bien, entonces jugué con Manuela. Nos fuimos a penales y ella marcó además, el último gol”, indicó Arenas.

Por esas condiciones bajo los tres palos, parecía que iba a suplir a la histórica Sandra Sepúlveda en el arco. Sin embargo, en Formas Íntimas aprovecharon su talla, habilidad con los pies y fortaleza en el juego aéreo para convertirla en defensa.“Manuela tuvo una evolución muy rápida. Era una arquera muy buena, así jugamos una Pony y marcó 4 goles de tiro libre”, indicó Liliana Zapata.

Se metió al fútbol para cumplir el sueño que su papá no pudo por una lesión. Héctor Vanegas sabía que en la mujer de la familia estaba seguro su legado. Creyó tanto en su hija, que poco le importaron las dificultades económicas para desplazarse a Medellín; se la rebuscaba para llevarla a entrenar.

“Convicción, disciplina y aplomo siempre han sido su esencia. Nunca tuve una queja de ella, nunca me dijo una mentira”, dijo Liliana. La autora del gol contra Alemania que metió a Colombia en los octavos de final, siempre fue una adelantada. Su primera Copa Libertadores fue con apenas 14 años.

La unión de la Selección Colombia es una de sus grandes fortalezas. | Foto: Restringido

La historia se repitió en el certamen continental. Una de las arqueras se lesionó, a la otra la expulsaron. El duelo era contra un rival brasileño. Manuela se puso los guantes y se lució.

De talla internacional

De las 23 convocadas por Nelson Abadía para la cita orbital en Australia y Nueva Zelanda, 11 son de la Liga colombiana, 7 de la española y 5 de la brasileña.

Manuela hace parte de la liga F en suelo ibérico desde el año 2020. Se ha mantenido por su polifuncionalidad. Juega como central o lateral. Incluso, ya tiene experiencia en Champions. “Su clave para llegar a España, es su buen nivel técnico y las ganas de aprender; quiere ser la mejor jugadora posible cada día. Nos ha encantado su nivel y por eso la renovamos, la consideramos referencia”, dijo a SEMANA Natalia Arroyo, entrenadora de la Real Sociedad.

A Manuela, le abrió las puertas el buen nivel de una jugadora como Leicy Santos, la primera futbolista colombiana a la que un equipo internacional de la talla del Atlético de Madrid le compró sus derechos deportivos.

También a Mayra Ramírez, la 9 de Colombia, quien descresta sin marcar un solo gol en el certamen La leyenda del Arsenal, Ian Wrigh, incluso la describió como una de las mejores 9 del torneo. Ramírez no solo ha fortalecido el ataque tricolor, también su carácter. Sufrió una lesión física y otra humana: la llenaron de insultos racistas en España en un juego de su equipo el Levante UD contra Alhama.

Mayra Ramírez. | Foto: Visionhaus vía Getty Images

“Tuvo todo nuestro apoyo en esa situación que buscamos erradicar. Es un placer tener a Mayra porque es una gran jugadora y excelente persona. Es un aliciente, ella aporta a que seamos uno de los mejores clubes”, indicó Daniel Pastor, director de formación internacional del Levante.

Al fútbol femenino de España le faltaba talento de calle, de barrio. Ese que hoy le da Linda Caicedo. Una jugadora que juega como ha vivido: con garra y sacrificio.

Llegó al Real Madrid después de formar su talento en ´los potreros´, como ella misma le llamaba a las canchas de Villagorgona, Candelaria. Desde los cinco años dejó las muñecas, acabó con todos los zapatos que lucía con vestidos y su mamá le diseñó unos de caucho para que pudiera patear el balón en los tierreros.

“En todas las entrevistas digo que es una niña tocada por Dios porque el fútbol no es herencia. Ella no tenía experiencia, ni sus papás habían jugado. Fue diferente desde el momento en el que tocó la pelota por primera vez”, indicó Diego Fernando Vásquez, primer entrenador de Linda en el Real Juanchito.

Linda Caicedo.

Así mismo se acopló al Real Madrid. En solo seis meses jugó su primera final en España. Al equipo merengue llegó tras jugar dos mundiales juveniles, la Copa América, ser campeona con América y Cali y superar el cáncer de ovario. En su primer mundial de mayores, suma dos goles y la misma cantidad de reconocimientos como la mejor jugadora de los partidos. Su gol contra Alemania lo hizo como el sello del fútbol de barrio: gambeta, cambio de ritmo, regate y una pinturita.

La historia detrás de la gloria que hoy vive la selección Colombia femenina de mayores en un Mundial, igualando el mejor papel del equipo masculino en Brasil 2014, indica que las páginas deben leerse completas, antes de sorprenderse por lo que han logrado 23 guerreras.