El Querétaro, de la Liga profesional del fútbol mexicano, deberá jugar un año sin público como local y sus propietarios tendrán que vender la franquicia como castigo por la violencia que se desató en su estadio el sábado pasado.

La asamblea de dueños de los clubes de la Liga MX anunció las sanciones este martes, horas después de que la Fiscalía reportara la captura de 10 hombres presuntamente involucrados en la batalla campal que dejó 26 heridos y obligó a suspender el partido contra el actual campeón, Atlas.

“Sanción de un año a puerta cerrada para todos los partidos que juegue como local”, anunció en rueda de prensa Yon de Luisa, presidente de la Federación Mexicana de Fútbol (FMF).

Además, la actual directiva fue inhabilitada por cinco años, mientras los propietarios deberán vender la franquicia o derechos de afiliación antes de que concluya 2022.

La franquicia pertenece a una empresa constituida en 2019 por el acaudalado empresario Jorge Alberto Hank Inzunza y la firma Capitales de la Frontera Norte, enfocada en negocios de apuestas y espectáculos, según el Registro Público del Comercio.

Hank también es dueño del club profesional Xoloitzcuintles de Tijuana.

La Liga multó igualmente a los Gallos Blancos con 1,5 millones de pesos (unos 70.200 dólares) y prohibió que sus barras organizadas acudan a los estadios por tres años como locales y un año como visitantes.

El equipo podrá jugar en otro estado del país, pero en casa deberá montar un cerco de seguridad de tres kilómetros a la redonda.

Las barras del Atlas, en tanto, fueron castigadas con la prohibición de asistir al estadio como visitantes durante seis meses. Los directivos otorgaron al vigente campeón los tres puntos del encuentro, que ganaba 1-0.

Tras los disturbios fue suspendida la fecha del pasado fin de semana, mientras el técnico del Querétaro, el argentino Hernán Cristante, denunció amenazas de muerte contra sus jugadores.

Primeras capturas

Este martes, la Fiscalía de Querétaro informó en un comunicado que 10 hombres fueron detenidos bajo cargos de “homicidio en grado de tentativa, violencia en espectáculos deportivos y apología del delito”.

La noche del lunes, un juez había emitido 26 órdenes de captura luego de que fueron identificados los presuntos atacantes.

A los aprehendidos se les decomisaron 82 prendas deportivas con insignias del Querétaro, cuatro pares de tenis –algunos con aparentes manchas de sangre– y 22 celulares.

La fiscalía recibió imágenes, videos y más de mil mensajes con información y denuncias para identificar a los hinchas violentos, además del material de las cámaras de vigilancia del estadio.

En el escenario había unas 14.000 personas y el dispositivo de seguridad estaba a cargo de una firma privada.

En la asamblea de dueños se señalaron omisiones del equipo de seguridad.

Algunos directivos del Querétaro cesados este martes han sido señalados de corrupción. En 2021, una investigación periodística acusó a Taylor de haber tejido una red de corrupción que operaba colocando técnicos en clubes mexicanos para venderles jugadores representados por sus agentes colaboradores, como Velarde.

Ambos empresarios niegan las acusaciones y aseguran estar retirados de la representación de futbolistas desde que llegaron a los Gallos Blancos.

Violencia inusual

El estadio La Corregidora, de la central ciudad de Querétaro, fue escenario de una violencia pocas veces vista en el fútbol de México, una de las sedes del Mundial de 2026 junto con Estados Unidos y Canadá.

Los incidentes estallaron hacia el minuto 63 del partido, cuando un grupo de aficionados locales se lanzó en las tribunas contra la barra visitante. Los enfrentamientos se desbordaron al campo.

El saldo de la trifulca fue de 26 lesionados que tuvieron que ser hospitalizados, algunos de gravedad. El lunes, 19 ya habían recibido el alta.

Mikel Arriola, presidente de la Liga MX, dijo que quienes sean hallados responsables de estos hechos tendrán prohibido “de por vida” ingresar a cualquier estadio del fútbol mexicano.

La Fifa se declaró “conmocionada por el trágico incidente” y pidió castigo para los culpables.

Estos hechos son los más graves desde que en enero de 2012 un menor de 16 años, hincha del América, murió apuñalado en las afueras del estadio del Querétaro tras un partido entre ambos clubes.

El episodio más trágico en el fútbol mexicano ocurrió el 26 de mayo de 1985, cuando ocho personas murieron asfixiadas durante un tumulto en el estadio Olímpico Universitario, tras la final entre Pumas y América.

En los últimos años hubo otras peleas en estadios, algunas de las cuales terminaron en las calles.

El 20 de agosto de 2011, cuando jugaban Santos y Morelia, se escucharon detonaciones de criminales que se enfrentaban en los exteriores del escenario.

En el Querétaro juegan el portero uruguayo Washington Aguerre, el volante ecuatoriano Jefferson Montero y el delantero argentino Leonardo Sequeira.

*Con información de la AFP.