Michael Schumacher se hizo leyenda en el deporte del automovilismo al ganar en siete oportunidades el campeonato mundial de la Fórmula 1; además, subió al podio 155 veces.
Sin embargo, el 29 de diciembre de 2013, el mundo se paralizó con la noticia de su grave accidente.
El piloto disfrutaba de las vacaciones navideñas esquiando con su familia en los Alpes franceses y se golpeó la cabeza con tanta fuerza que fue inducido al coma por las fuertes lesiones cerebrales.
Así las cosas, a diez años de ocurrido este suceso, uno de sus rivales, el escocés David Coulthard, habló sobre la personalidad del Káiser, quien aún continúa en la batalla por su vida.
Los dos deportistas son recordados por un encontrón que tuvieron en el Gran Premio de Bélgica de 1998 y el británico se encargó de revivir el polémico momento.
En el documental Being Michael, Coulthard aseguró que: “Mi conocimiento de dónde estaba el límite era quizá más acorde al resto de pilotos. Michael podía ser muy despiadado, frío y distante. Creo que, probablemente, eso, a este nivel, es lo que necesitas para ser así de exitoso”.
“No estoy siendo sincero a la hora de reconocer lo gran piloto que es Michael, solo subrayo los defectos que tenía, en mi opinión, esa mentalidad de ganar a toda costa en el circuito. No tengo problemas en dejar claro que el período en el que corrí fue ante el piloto que han reescrito los libros de historia en la F1. Fue el período más exitoso de la historia de la F1″, añadió.
Juan Pablo Montoya también lo recuerda
Vale la pena recordar que lejos de las contiendas, como la del Gran Premio de Brasil, de Austria en 2001 o San Marino en 2004, que protagonizaron el piloto colombiano Juan Pablo Montoya y el alemán, una de las grandes rivalidades de la Fórmula 1, Montoya rememora a Schumacher a diez años del accidente en los Alpes franceses, en la estación invernal de Méribel.
“Michael para mí era el rival más grande, el campeón mundial. Al que todo el mundo le quería ganar. En ese momento Ferrari era el mejor equipo”, dice el bogotano, que ganó siete carreras y obtuvo 13 pole positions.
Schumacher se hizo leyenda en el deporte del automovilismo al ganar en siete oportunidades el campeonato mundial de la Fórmula 1; además, subió al podio 155 veces. Sin embargo, Montoya le demostró respeto mirándolo a los ojos, supo que no temerle era la única forma de poder vencerlo.
“Lo que hizo fue espectacular, pero para mí era un rival. Mi meta era ganarle todas las semanas”. El teutón era esposo y papá; cuando se bajaba de su monoplaza, compartir con su familia era fundamental sin importar su calendario deportivo. Pero siempre fue un hombre extremo. Se quitaba el casco de competencia y se enfundaba el de motociclista. Se enamoró de las Harley-Davidson, amaba el paracaidismo y también esquiar.
Antes y después de un fin de semana de competencia, jugaba al fútbol, cenaba con sus compañeros y salía a tomar algo con sus colegas. Fue en una de esas veladas en la que Juan Pablo Montoya lo conoció en un ámbito diferente a las pistas.
“Lo más cercano que estuve de él fue antes de firmar con McLaren y Norbert Haug, de Mercedes-Benz, porque nos invitó a una fiesta después de una carrera. Fue media parranda y Michael estaba haciendo caipiriñas y nos divertimos mucho”, indica Montoya.