La actual temporada de la Fórmula 1 ya ha empezado a decantar el mundial de pilotos entre dos principales contendores: Charles Leclerc de Ferrari y Max Verstappen de Red Bull; dos de los que vivieron varios años a la sombra del monopolio que había construido mercedes en la gran carpa del automovilismo.
A pesar que ambos apenas sobrepasan los 24 años de edad, ya llevan varias temporadas en el circuito intentando mejorar año tras año para romper la hegemonía que, al parecer, este año no surtirá efecto. Si hay algo que los directores de Ferrari y Red Bull destacan de sus dos abanderados es la capital de persistir, entrenarse más fuerte y cumplir los objetivos trazados con la única ilusión de subirse a lo más alto del podio.
Conducir el monoplaza es la fase final de una intensa preparación que deben seguir paso a paso los grandes campeones de la Fórmula 1. Antes de cada temporada y durante el tramo que comprende la celebración de cada Gran Premio, los pilotos se enfrentan a fuertes jornadas de entrenamiento físico y mental.
En busca de resistir las altas temperaturas a bordo del automóvil y las extensas jornadas de carrera que pueden durar más de dos horas, los protagonistas de la F1 están obligados a hacer un buen trabajo cardiovascular practicando otros deportes como natación, atletismo y ciclismo. Disciplinas como el remo y el esquí han tomado fuerza en los últimos años al enfocarse directamente en el trabajo de fuerza de brazos y hombros, aspecto fundamental a la hora de manejar velocidades fuera de cualquier normalidad.
Los propios pilotos se han encargado de revelar que el entrenamiento del tren superior no es la única zona que se debe fortalecer, pues las piernas juegan un papel fundamental por el constante contacto con los pedales que podría ocasionar calambres en medio de una competencia.
La cabeza y el cuello son otros dos aspectos principales para tener en cuenta en el automovilismo. Es por eso que un entrenamiento integral incluye trabajo con peso específico para los brazos, las piernas y también para la cabeza empleando máquinas que enfocan el uso de la fuerza en la zona cervical, esto con el objetivo de resistir el sobreviraje, es decir los cambios bruscos de dirección en el monoplaza.
Aparte de entrenar el físico, los pilotos de la Fórmula 1 también enfocan sus jornadas en la agilidad mental y los reflejos, aspectos fundamentales para la concentración a bordo de los autos. Conducir a alta velocidad también implica que deben tener abiertos todos sus sentidos para cualquier imprevisto que se presente sobre la pista.
Antes de salir a competencia es normal que los corredores tengan un momento para practicar con pelotas de tenis o luces parpadeantes que les permiten enfocarse y activar la capacidad de reacción para los más de 90 minutos de carrera.
Fuera del gimnasio y el circuito, la preparación sigue para los pilotos, pues se enfrentan a estrictas dietas y el constante seguimiento de sus equipos. El consumo de proteína es importante para mantener la masa muscular, al igual que una alimentación balanceada en la que se descartan casi al 100 % los pecados como la comida chatarra o una cantidad exagerada de azúcar, grasa y carbohidratos.
Cabe resaltar que una temporada de Fórmula 1 va desde marzo hasta noviembre o diciembre, es decir que los pilotos tienen muy pocas libertades más allá de los días de descanso que pueden tener en vacaciones de verano. Verstappen, Leclerc, Hamilton y hasta Schumacher o Montoya en otras épocas tuvieron que seguir este tipo de reglas para las que sólo están hechos aquellos que logran ocupar los 20 lugares en la grilla de partida.