SEMANA: ¿Cómo está hoy Fredy Guarín?
Fredy Guarín: Estoy feliz, no me cambio por nada en el mundo. Estoy viviendo el día a día, tranquilo y proyectado. Estoy plenamente en paz y con muchas ganas de poder vivir la vida de una persona normal, que se levanta, entrena, trabaja, llega en la noche a la casa y descansa.
SEMANA: ¿No tenía una vida normal?
F.G.: No, pero hoy no me atormenta nada. Estoy viviendo una vida en paz conmigo mismo. Cuando me retiro del fútbol, y más en la forma como me retiré, quedé con esa sensación de ¿qué hago ahora? ¿Qué me pongo a hacer? Lo mío fue durante 20 años entregarme al fútbol y es lo que yo sé hacer. Tampoco me preparé para otras cosas. Quedé como desamparado y tomé decisiones que no fueron buenas. Me tocó aprender. Vuelvo atrás para recordar lo malo que hice, impulsarme para adelante y seguir llevando la mejor vida.
SEMANA: En redes se le ha visto tomando, en malas situaciones familiares y llorando. ¿Qué pasó con usted?
F.G.: En algún momento lo tenía que explicar, no es una obligación, pero sí hay gente que tiene un cariño enorme por Guarín como familiares, hinchas, clubes y quiero decirles que la verdad fue que me desvié. Mi decisión fue aferrarme al alcohol. Cometí muchos errores, tomé malas decisiones, herí a mucha gente, hice sentir mal a mis allegados, a mi círculo social y familiares porque el alcohol siempre fue el peor detonante para todo lo que vieron ustedes.
SEMANA: ¿Usted es alcohólico?
F.G.: Ciento por ciento. Soy alcohólico, lo reconozco y soy un adicto en recuperación. Pero aprender es de gran motivación.
SEMANA: ¿En qué momento cayó en el alcohol?
F.G.: Yo fui alcohólico social durante varios años y estando activo en el fútbol. Ahí empezó mi proceder y tomé malas decisiones. Cuando salí de Millonarios fue el punto más profundo que toqué porque durante estos últimos tres años caí en el fondo de mi adicción. Ya no daba, había perdido mi dignidad, mi círculo social cercano, la confianza de seres queridos y de lo más importante y valioso que yo tengo, que son mis tres hijos. Perdí muchas cosas de valor sentimental.
Llegó un punto donde ya no podía más seguir con esa forma de vida y me tocó pedir ayuda porque lo intenté varias veces, pero había recaído. Me tocó rendirme y entregarme a mi ser superior, a unos profesionales con los que estoy trabajando para poder remediar muchas cosas. Recuperar la confianza tanto mía, como la de mis hijos, la de mis familiares. Proyectarse y aceptar fue lo principal. No podía solo y me dejé ayudar. Estoy en ese proceso. Con toda seguridad le puedo decir que este es el definitivo. Ya le toqué la puerta al diablo y no es lo mejor.
SEMANA: ¿Recuperó a sus hijos, a sus papás?
F.G.: Cuando hay amor, amor de verdad, se puede decir y sentir que los perdí, pero ellos nunca me perdieron. Estuvieron ahí orando, intentando. Puedo decir que mis padres estuvieron, están y estarán ahí para mí como hijo. Estuvieron en las peores, en la perversión de su hijo. Siempre estuvieron con amor, por ese lado me siento feliz y contento. Pronto les voy a dar un abrazo, voy a decirles que los amo y agradecerles por todo. Con mis hijos estamos en ese proceso. Estoy en el proceso de recuperar a mis tres hijos. Respeto mucho también las decisiones que de alguna u otra forma tomaron.
SEMANA: ¿Perdió mujeres valiosas?
F.G.: Perdí mi matrimonio, perdí mi hogar y a mi familia. Estamos hablando de Andreína Fiallo. Todo por el alcohol, porque mientras consumía, tomaba malas decisiones. Me duele mucho haber perdido ese hogar porque lo construí desde el inicio, de la nada. Ella fue una gran compañera, excelente mamá y me queda aceptar, perdonarme y desearle lo mejor en su vida. Que siga siendo esa excelente madre que es, y que ojalá algún día ella pueda perdonarme. Al final somos dos padres que desean lo mejor para sus hijos.
Con Sara Uribe, me di otra oportunidad en la vida, un nuevo hogar y no funcionaron las cosas. Ella me enseñó muchas cosas y la respeto mucho, valoro todo lo que ella hizo para poder construir un hogar bonito y sano. Tomé malas decisiones por el alcohol y no estaba en la misma sintonía. Tal vez son cosas que se tenían que vivir y también le deseo lo mejor a ella. Es una gran madre con Jacobo, que es un amor de Dios, y ahí están los valores que ella tiene y que le ha mostrado en sus cinco años de vida.
SEMANA: ¿Vio el video de Sara Uribe en el que supuestamente le entregaba la custodia de su hijo a usted?
F.G.: Ese día mis amigos y allegados me escribieron dizque armándome plan para que nos fuéramos con los pelados. Me decían: “Vámonos para un lado, para otro”. Casi todos tienen hijos también y me escribían que bacano que me quedara con Jacobo (risas). Pero no, yo me levanté a las siete de la mañana y tenía un poco de mensajes. Claro que lo vi y la verdad es que Sara tiene un valor impresionante, porque no es fácil salir a hablar de estos temas que tocan. No tiene punto medio un mensaje así. Pero vamos al contexto y es bonito, hay que ver lo bueno y estoy en un punto de mi vida en que a lo malo no le pongo cuidado.
Ella nos está mostrando que tenemos que ser mejores padres y darles más tiempo a nuestros hijos. Ella lo habló en general, pero me lo tomo personal por ser la madre de mi hijo y es a él al que nombra. En mi caso, anduve en un camino oscuro, no me quería, no me aceptaba, no me valoraba. Si yo no estaba bien, ¿qué les iba a dar a mis hijos? El caso de Jacobo a mí me tocó mucho porque a mí me daba temor hacer sentir tan mal a mi hijo, que ya tiene 5 años, como hice sentir a mis hijos mayores, Daniel y Danna. Entonces tomé la decisión de no estar con mi hijo para no hacerle ese mismo daño. Sé que no lo van a entender, pero yo hoy en día lo estoy entendiendo.
¿Que si quiero estar con Jacobo? Sí, estoy para las que sea con mi hijo. Tengo mi corazón limpio, sano, tengo todo el tiempo para ellos y que cuenten conmigo en cualquier momento. Lo primero que quiero hacer es darles un abrazo a mis hijos y que vean a este padre renovado. Quiero que mis hijos disfruten de un padre sobrio, amoroso, responsable, darles todo el tiempo del mundo. Ellos y mis padres son lo más importante, valioso, lo que yo más amo en mi vida. Quiero dar solo amor, no más tristezas, no más decepciones.
SEMANA: El mensaje de ella se tomó como si usted fuera un mal papá. ¿Es así?
F.G.: La gente saca sus conclusiones en redes sociales, que dan para todo. No me dejo afectar por las opiniones, no las dejo entrar.
SEMANA: ¿En qué consiste su proceso de recuperación?
F.G.: Me tuve que internar. Pero, principalmente, me tocó rendirme, entregarme a Dios y pedirle perdón. Todo empezó desde lo espiritual. Le pedí que me mandara las personas adecuadas y a esos ángeles para que puedan guiarme en este proceso, y me las mandó. No ha sido fácil porque me tocó volver al principio, identificar lo que me hacía mal y poder sanar, también perdonarme. Luego, llegó la desintoxicación. El fútbol me enseñó a ser disciplinado y a trabajar. Del tiempo que llevo en esto no voy a hablar, pero les aseguro que de las 24 horas del día estoy trabajando diez con un grupo muy completo de psicólogos, psiquiatras y entrenadores.