Después de su atípica victoria en la semifinal de Roland Garros ante el alemán Alexander Zverev, Rafael Nadal fue cuestionado en rueda de prensa posterior al duelo si cambiaría su decimocuarta corona en París por un pie nuevo, a lo que dejó una sorprendente respuesta que da visos de lo que podría pasar en su carrera deportiva.
“Sin duda, prefiero perder la final”, aseguró el ibérico tras su constante sufrimiento en el circuito ATP. “Mi discurso no cambia. Un pie nuevo me permitiría ser más feliz en mi vida diaria”, agregó Nadal, después de clasificarse para su 14ª final del abierto francés, al final del segundo set, cuando el marcador era favorable al español por 7-6 (10/8) y 6-6.
“Ganar es muy bonito y te da un subidón de adrenalina, pero es momentáneo y después tienes que seguir viviendo”, añadió el mallorquín, que cumplió este viernes 36 años.
“Tengo una vida por delante y en el futuro me encantaría ir a hacer deporte amateur con mis amigos”, agregó en referencia a su maltrecho pie izquierdo, en el que sufre una enfermedad “degenerativa e incurable” en uno de sus huesos, lo que le provoca episodios de fuertes dolores. “Mi felicidad va por delante de cualquier título”, insistió.
Sobre el hecho de clasificarse para su 14ª final en París, Nadal admitió que “tras todo lo que he pasado en los últimos meses es increíble, un éxito muy importante, aunque no por la forma en la que se ha producido”, en referencia a la lesión de tobillo que sufrió Zverev cuando se deslizaba por la arcilla para devolver un golpe.
“Espero que sea solo una torcedura y no haya fractura. Somos compañeros, hemos entrenado juntos varias veces y sé lo que está luchando por ganar su primer Grand Slam”, añadió sobre su rival.
En cuanto al partido, disputado en condiciones muy duras por la fuerte humedad y la lluvia que obligó a cubrir la Philippe Chatrier, Nadal explicó: “Ha sido muy duro para los dos, con la humedad se sufre mucho, por eso tantos altibajos”.
¿Se acerca el retiro?
Y a nivel más técnico, “una pista lenta la gente suele pensar que es más favorable para los especialistas en tierra, pero es al revés, es mucho más favorable para los que tienen un tenis más directo, que le pegan a la bola más plano”.
“Con la humedad, la pelota se vuelve muy pesada y grande y no coge los efectos que suele coger en esta pista, el estilo de juego es diferente y sufres mucho más para hacer daño, porque la bola no bota tanto y a él no le costaba devolverla”, añadió un Nadal que descartó que la lesión de Zverev se debiera al estado de la pista: “Ha sido un accidente”.
Nadal admitió también que tuvo un bajón físico en el segundo set, como en el partido de cuartos frente a Djokovic: “Contra Novak no fue un problema de cansancio. Hoy sí. Hemos jugado un punto criminal, el que me ha dado el ‘break’ para ponerme 2-1, que me ha quitado unos juegos de encima. Me he quedado sin fuerzas, hay que ser honesto”.
Nadal se refería al peloteo más largo del partido (44 golpes), que le colocaba 2-1 a favor y un ‘break’ arriba, aunque después perdió los tres juegos siguientes, dos de ellos con su servicio.
“Llevo tres meses sin haber entrenado como para poder jugar partidos tan duros como este, pero he luchado para volver y al final creo que estaba jugando de nuevo bien”, explicó un Nadal que aseguró haber tenido varios “momentos de supervivencia” durante el partido.
Preguntado si, debido a su estado físico, le sorprendió más llegar a la final de Australia (que ganó a Daniil Medvedev) o a la de Roland Garros, Nadal tampoco dudó: “Australia. Aquí estamos en Roland Garros, el torneo en el que más éxito he tenido en mi carrera y pese a que la preparación fue mala y escasa, siempre esperas que si superas las primeras rondas en algún momento te llegue la inspiración”.