La atleta colombiana Caterine Ibargüen, que el pasado domingo fue décima en la final olímpica de Tokio-2020, emitió un comunicado en el que anunció que pone fin a su larga carrera en la pista a sus 37 años, según señaló la agencia de Jos Hermens, representante de la laureada deportista. Pero posteriormente publicaron otro comunicado en el que señalan que solo se retira de los Juegos Olímpicos.

“La saltadora colombiana Caterine Ibargüen ha anunciado su retirada. Tras su participación en los Juegos Olímpicos de Tokio-2020, donde se clasificó para la final del triple salto femenino, Ibargüen decidió que los Juegos en Japón serían los últimos”, se explica en el inicio del texto.

La colombiana logró terminar décima en sus últimas justas a sus 37 años y se despide con dos medallas olímpicas en su palmares, oro en Rio 2016 y plata en Londres 2012, ambas en el salto triple, donde también logró dos títulos mundiales.

Posteriormente, Caterine publicó otro comunicado en el que aclara que ha disputado en Tokio-2020 sus últimos Juegos Olímpicos pero no tiene claro cómo será el futuro de su carrera, puntualizó este jueves la oficina de su agente, enviado dos horas después de un primer texto en el que se había anunciado su retiro definitivo como atleta.

“La saltadora colombiana Caterine Ibargüen anunció que la cita olímpica de Tokio-2020 serían sus últimos Juegos, pero aún no ha terminado (su carrera) y sus planes inmediatos son volver a Portugal y seguir entrenando en su base de entrenamiento”, aclaró el segundo comunicado para corregir lo anunciado en el primer texto.

Así fue su gran carrera

Comenzó su vida deportiva en Apartadó, Urabá antioqueño, donde nació en febrero de 1984. Primero en las competencias del colegio, donde, como suele contar, se sentía acomplejada por el tamaño de sus piernas y por ser más alta que sus compañeras. Allí el entrenador Wilder Zapata le puso el ojo y comenzó a entrenarla. Participó en carreras de 75, 100 y 200 metros, y en relevos. Le iba tan bien que llegó a representar a su departamento en los Juegos Intercolegiados, en los que ganó sus primeras medallas.

A sus 14 años, su mamá y su entrenador la mandaron a Medellín, decididos a convertirla en una atleta de alto rendimiento. Mauricio Mosquera, quien estuvo al frente de Indeportes Antioquia de 2013 a 2016 y conoció de cerca su proceso, cuenta que tenía tanto talento que el departamento decidió saltar una norma implícita y siendo menor de edad la aceptaron en la villa olímpica –donde les ofrecen alojamiento, alimentación, subsidios para sus familias y entrenamiento–. Y aunque al inicio extrañaba a su casa, a su abuela (con quien vivió mucho tiempo debido a la separación de sus padres) y a sus amigos, se acostumbró a la vida de atleta.

Allí entrenaba tres disciplinas en las que ya se había destacado en sus años de colegio: salto alto, salto largo y salto triple. Su entrenadora, la cubana Regla Sandino, le dio las primeras nociones para convertirse en una atleta profesional y le inculcó la disciplina que la caracteriza. Ella aún la recuerda con cariño y dice que era terca, irreverente y muy fuerte mentalmente: “Nunca se conformaba y siempre quería ganar”.

Tal vez por eso se frustró tanto cuando no pudo clasificar a los Juegos Olímpicos de Beijing, en 2008. Para ese momento se había especializado en salto alto y ya había roto la marca nacional. Además, había ganado el título en un campeonato sudamericano de atletismo, una medalla de oro en los Bolivarianos de 2001 y había participado en los juegos de Atenas 2004. Pero no pudo repetir su presencia en la máxima competencia deportiva cuatro años después. Le dio tan duro que pensó en retirarse del deporte.

El entrenador Ubaldo Duany, otro cubano que la conocía de tiempo atrás, le dio la oportunidad de replantear su vida. Le propuso irse con él a entrenar a Puerto Rico, donde además podía estudiar una carrera profesional. Pero le pidió enfocarse en salto triple, pues le veía mucho potencial en esa disciplina. Así lo hizo: comenzó a estudiar enfermería y a prepararse para esa especialidad.

En 2013 se graduó de enfermera y desde 2011 ha venido triunfando en su nueva prueba atlética: ese año ganó medalla de bronce en el campeonato mundial de atletismo y ganó oro en el campeonato sudamericano y en los Juegos Panamericanos de Guadalajara. Un año después consiguió una medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Londres, y en 2013 fue campeona mundial, en Moscú.

Ahí vino su mejor racha: un invicto de 34 triunfos en la Liga Diamante que solo perdió en junio de 2016. Pero meses después volvió a lo más alto, y de qué forma: ganó la medalla de oro en los Olímpicos de Río de Janeiro, la presea más significativa para Colombia en la historia.

*Con información de AFP