Aún consternado por los violentos enfrentamientos entre el público, que presenció este domingo en el estadio La Corregidora de Querétaro, el hincha mexicano Beto Valdivia relató a través de un hilo de Twitter los momentos de horror y desesperación que vivió junto a su esposa, cuando ambos se disponían a “disfrutar” del partido entre los equipos de fútbol Atlas y Querétaro.
Al minuto 60 del partido, antes de que comenzara la batalla campal en las instalaciones, Valdivia se tomó una foto muy sonriente con su esposa, sentados en las gradas. Ellos celebraban parte de su aniversario y justo en ese momento hablaban de la suerte que tenían porque les tocó un “muy buen lugar” en el estadio.
“Atrás de las bancas, sin sol y con gente tranquila, le decía a mi esposa: de todos los partidos de visitante que he vivido, este es en el que he visto a más familias y niños del equipo Atlas FC”, inició contando en la red social.
En cuestión de minutos todo el escenario cambió. El también ingeniero mexicano notó varias peleas en diferentes sectores del estadio, y se dio cuenta de que ningún personal de seguridad se acercaba a separarlos.
“Volteando hacia la barra de gallos veíamos cómo empezaba a moverse una masa hacia los pasillos al no poder cruzarse por las butacas; en ese momento supe que ya estábamos en alto riesgo”, denunció Valdivia, quien decidió no quedarse callado ante esa tragedia que vivió y exigió a la Liga Mexicana de Fútbol, a la Federación Mexicana de Fútbol, que tomen los correctivos necesarios para que estas escenas no vuelvan a ocurrir.
“Pido se haga justicia y paguen todos los involucrados en esta tragedia”, clamó el hincha del equipo rojinegro.
Tras el inicio de las peleas en masa, y aún con el partido jugándose, los hinchas ofuscados comenzaron a invadir la cancha, esto provocó que los jugadores y el staff se resguardarán hacia los vestidores. De acuerdo con el relato de Valdivia, segundos después, toda la afición de Atlas que estaba en la zona de oriente brincó a la cancha para buscar resguardo.
“Por mi mente solo pasaban dos cosas, brincarnos a la cancha o buscar apoyo con la gente de Querétaro. Jamás olvidaré la imagen de ver de frente a todas las personas de Atlas que estaban en la cancha desesperados buscando auxilio, jóvenes, mujeres, niños y adultos mayores”, lamentó el joven.
Este mexicano miraba a su alrededor y cada vez veía a menos hinchas rojinegros en las tribunas. Desesperado buscaba a alguien que los auxiliara, su esposa ya no podía contener los nervios y quería que salieran corriendo de ahí. “Yo sabía que ya no era seguro nada, pero salir a los pasillos era lo peor”, agregó.
Como un plan desesperado de escape, la pareja de fanáticos comenzó a subir las escaleras, más por la presión de los gritos de la gente que por su propia voluntad. Describió que, afortunadamente, antes de salir al pasillo, una persona de Querétaro los frenó y les dijo: “No salgan! Quítense ya sus playeras, a la par un grupo de personas los rodearon cubriéndolos.
“En lo que me quitaba mi playera, un chavo de Querétaro desesperado le entregaba su playera a mi esposa para que se la pusiera encima, en mi caso por mi mente pasaba ‘da lo mismo salir con o sin playera’, mientras mi esposa imploraba porque alguien me diera alguna sudadera”, agregó.
La salvación para Beto Valdivia y su mujer fue un señor de la tercera edad que estaba en el estadio con su hijo. Ellos les dijeron: “nosotros los sacamos”, y les dieron una sudadera, a pesar del miedo de sentirse en riesgo por ayudarlos. “A estas personas solo puedo decirles infinitas GRACIAS. Nos salvaron la vida”, contó el fanático del equipo Atlas.
El camino hacia el vehículo fue eterno, según describió. En ese trayecto vio a personas “inconscientes” tiradas en el suelo. También presenciaron cómo “vándalos / delincuentes” golpeaban a personas inocentes. Por más increíble que parecía, a escasos metros de llegar al carro, esta pareja aún seguía en peligro, justo en frente venían dos hombres buscando a gente de Atlas para golpear.
Valdivia aseguró que estos hombres tenían “armas indescriptibles”, una especie de tubos rodeados con cadenas que arrastraban en el pavimento para que rechinaran, causando aún más terror.
“Solo tomé de la mano a mi esposa y le dije entre labios: disimula, ya casi llegamos. Sin inmutarnos ni agachar la cabeza pasamos a medio metro de ellos, logrando salir ilesos”.
Este hincha mexicano culminó su testimonio rogando por las personas que salieron mal heridas en el estadio y por sus familias que hoy están sufriendo. “Difícil creer que no haya personas muertas”, remató a modo de reflexión.