Después de una semana llena de polémica por su victoria contra la italiana Ángela Carini en solo 46 segundos del primer asalto, la argelina Imane Khelif volvió a subir al cuadrilátero del North Paris Arena en los Juegos Olímpicos.
Su rival, la húngara Anna Luca Hamori, no fue mayor obstáculo y sufrió una derrota por decisión unánime de los jueces (5-0).
Una vez el referí le levantó la mano como ganadora, Khelif lanzó un grito de desahogo que recibió aplausos de los presentes en el escenario cubierto. Segundos después, abrazó a su entrenador y rompió en llanto en una imagen que se hizo viral en cuestión de segundos.
Khelif ya aseguró como mínimo la medalla de bronce que se le entrega a las dos hipotéticas perdedoras del combate de semifinales. Su pelea para optar por clasificación a la final será el próximo martes 6 de agosto frente a la tailandesa Janjaem Suwannapheng.
Reacción a la polémica mundial
Khelif guardó silencio pese a las críticas que le llovieron a través de redes sociales por su condición hiperandrogénica, que provoca que tenga altos niveles de testosterona en el organismo.
La boxeadora argelina no se pronunció al respecto de la pelea con Carini del pasado jueves y tampoco lo hizo en la previa a la pelea frente a Hamori, a quien le agradeció por terminar el combate con un apretón de manos sobre el cuadrilátero
Khelif ha acaparado la atención internacional después de que la Asociación Internacional de Boxeo (IBA, por sus siglas en inglés) afirmó que no había aprobado un examen de elegibilidad no especificado para los combates femeninos el año pasado. La IBA se encuentra marginada del movimiento olímpico tras una serie de escándalos.
Ese desenlace inusitado fue el combustible que encendió una pelea ya intensa sobre la identidad de género y la regulación deportiva en la materia. Varias figuras, como el expresidente estadounidense Donald Trump y la autora de Harry Potter J. K. Rowling, han afirmado falsamente que Khelif es hombre o transgénero.
Khelif nació siendo mujer y así lo indica su pasaporte, el cual es el umbral de elegibilidad para boxeo del Comité Olímpico Internacional debido a la disputa entre el COI y el organismo rector de la disciplina.
Nacida en 1999, Imane es de una región rural del noroeste de Argelia. En un principio, su padre estaba en contra de que las mujeres practicaran el boxeo, pero Khelif dijo que dejó de lado el fútbol durante su adolescencia para concentrarse en su nueva pasión, a pesar de que tenía que viajar 10 kilómetros de ida y vuelta para llegar al gimnasio.
Eventualmente captó la atención del equipo nacional de Argelia, y debutó en un evento de relevancia en 2018, cayendo en primera ronda en los campeonatos mundiales, en ese entonces de la AIBA. Salió derrotada en cinco de sus primeras seis peleas al máximo nivel amateur, pero mejoró y trascendió.
Khelif fue una de tres boxeadoras argelinas que se clasificaron a Tokio hace tres años. Ganó su primer combate, pero cayó en el segundo ante la eventual campeona, la irlandesa Kellie Harrington, quien este año venció a la colombiana Angie Valdés en la categoría de los 60 kilogramos.
También ganó relevancia con un buen desempeño en las siguientes dos ediciones de los campeonatos mundiales, e incluso se convirtió en embajadora nacional para la Unicef a principios de este año.
Grupos defensores de la comunidad LGBTQ+ han advertido que los comentarios intolerantes podrían poner en riesgo a deportistas de esa comunidad e incluso a las mujeres, durante unos Juegos de París que han defendido la inclusión y han generado ya otras polémicas, como la que rodeó a la ceremonia inaugural por la actuación de drag queens y supuestas alusiones a La última cena de Leonardo Da Vinci.
*Con información de AP.