Aparte de todas las críticas con las que ha tenido que lidiar el Mundial de Qatar 2022 por sus restricciones a los turistas, todavía le falta cumplir con lo que esperan las selecciones, técnicos y jugadores en el aspecto técnico de los escenarios, donde una de las grandes preocupaciones está relacionada con la temperatura.

De acuerdo con lo que ha revelado la organización, los ocho escenarios dispuestos por el emirato están equipados con aire acondicionado para mermar la ola de calor que los azota durante gran parte del año, incluso cuando en otras latitudes del planeta se encuentran entrando en la época de invierno.

Justamente esa fue una de las razones por las que esta edición no se desarrolló en junio, como es habitual, pues la sensación térmica supera los 40° centígrados, factor contraproducente para realizar actividad física al más alto nivel.

Aunque la temperatura en este momento oscila entre los 28 y 30°, no deja de ser un problema para aquellos países que no están acostumbrados al calor. Inglaterra ha sido una de las pocas selecciones que ha revelado su lucha contra este condicionante, a través de un video en redes sociales en el que muestran un pequeño descanso que tomaron sus convocados para refrescarse en medio del entrenamiento de este viernes.

El agua y las bebidas hidratantes no terminan de ser suficientes para los futbolistas, que terminaron buscando un par de ventiladores para equilibrar la temperatura corporal. Jude Bellingham, volante del Borussia Dortmund, fue uno de los más afectados en la última sesión, teniendo que aguardar algunos minutos junto al artefacto para volver al campo de juego.

“Necesario con este calor”, dice la descripción del video en el que también aparecen Trent Alexander-Arnold, compañero de Luis Díaz en Liverpool, y Ben White, defensor central del Arsenal, líder parcial en la tabla de posiciones de la Premier League.

“Es insoportable”

No es la primera vez que se habla del calor en Qatar e incluso fue tema de conversación cuando fue elegida como sede hace una década. Colombianos como Víctor Bonilla, que estuvo jugando en ese país, certifican que la temperatura es tan alta que los clubes se ven obligados a entrenar de noche, como pasaba con James Rodríguez y su paso reciente en el Al-Rayyan.

En 2003 todo estaba por construirse en Qatar. Lo único que se podía hacer era ir a la playa o al único centro comercial del pequeño país. Dice Bonilla que “cuando quería tener un rato de ocio o me daban uno o dos días de descanso, iba a Dubái”, en Emiratos Árabes Unidos. Tampoco se acostumbró al calor catarí: “Soy de Tumaco, pero en Qatar salía y era insoportable, más de 40 grados”.

El fútbol también era extraño. El calor los reducía a entrenar y jugar de noche, y a veces no se podía huir de la hostilidad de la península arábiga: “Una noche el partido se tuvo que parar porque hubo una lluvia de arena, no se veía nada”.

Una vista general del Estadio Lusail en Lusail en Doha, Qatar | Foto: AP/Hassan Ammar

La liga la conformaban diez equipos, cada uno con su estadio propio. También coincidió con Ricardo ‘el Gato’ Pérez, que jugaba en la segunda división. Fuera de los jugadores traídos del extranjero no había mucha competencia. Romario, que llegó al torneo catarí con 36 años, tampoco dejó todo de sí. Pese a todo, Bonilla admiró a Baixinho. “Jugaba parado”, no corría y casi no entrenaba, pero “se le notaba la magia”.

Durante sus meses en Qatar, el clima y la falta de entretenimiento moldearon la rutina de Bonilla en un continuo entrenar y volver a su apartamento. Frank y ‘el Gato’ le explicaron cómo funcionaba el mundo árabe, pero prefirió mantener la distancia y dedicarse a jugar.

Aunque su representante lo ha invitado a visitar la renovada Qatar, Bonilla se resiste a volver desde que dejó el Al-Rayyan. Tampoco irá al Mundial, muy costoso y lejano para su gusto. Espera que sea un gran torneo, y dice que no habrá excusa para no ver buen fútbol, porque los estadios están acondicionados y la temperatura en estos meses es tolerable. “Es fresco, como Manizales”, dice para encontrar un ejemplo de la sensación térmica para los que desconocen el mundo árabe.

En todo caso, lamenta que Catar sea la sede del torneo. “Para abrir el deporte no necesitas hacer un Mundial. Hubiese preferido un sitio con más facilidad para ir. Solo hay que compararlo con Brasil o Estados Unidos. Ir a Qatar no es fácil”.