Un 1.º de junio, pero del 2003, Juan Pablo Montoya marcaba un hito histórico para su vida profesional y para el país. El piloto de la escudería Williams, a bordo de su monoplaza, se alzó con la victoria en uno de los circuitos más importantes y emblemáticos para los amantes del automovilismo, el Gran Premio de Mónaco.
El colombiano no la tenía fácil, pues su principal contrincante era el piloto de Ferrari, Michael Shumacher, quien logró coronarse en cinco ocasiones con el campeonato mundial de la Fórmula 1. Además, el colombiano venía de una mala carrera en el Gran Premio de Austria, debido a un problema de motor que lo hizo abandonar la carrera y no obtener puntos en la clasificación general. Debido a esto, Montoya necesitaba reivindicarse y sumar puntos en uno de los circuitos callejeros más difíciles que tiene esta competencia.
En esa oportunidad, Juan Pablo logró ubicarse tercero para la salida, tras una pole position que ganó su compañero de equipo Ralf Shumacher, mientras que Kimi Raikkönen se ubicó segundo, por delante del bogotano.
Ya en el día de la carrera, Montoya inició bien y en las primeras vueltas sobrepasó a Raikkönen, quedando por detrás de su compañero de equipo. Y tras las paradas obligatorias en los boxes, Montoya se quedó con la primera posición.
Desde ese momento, las habilidades del piloto permitieron que se quedase con la primera posición tras varios ataques que proporcionaba el piloto de McLaren, Kimi Raikkönen. Ya en la última vuelta, Michael Shumacher se unía a la batalla por el primer puesto, sin embargo, Montoya supo responder y se quedó con el triunfo en el principado de Mónaco, dejando en la segunda posición a Kimi Raikkönen y en el tercer lugar a Michael Shumacher.
De esta manera, Juan Pablo Montoya se alzaba con su segundo triunfo en la máxima categoría del deporte a motor, el primero había sido 20 meses antes, y se sumaba a una selecta lista de pilotos que lograban la triple corona del automovilismo al obtener el triunfo en las 500 millas de Indianápolis, las 24 Horas de Le Mans y la victoria en el GP de Mónaco.
Para la escudería Williams, el triunfo de Montoya significó volver a coronarse campeón de este Gran Premio tras 20 años sin haberlo conseguido, cuando Carlos Reutemann ganó en 1980 y Keke Rosgber hizo lo suyo en 1983.
Tras la celebración se llegaba uno de los momentos más emblemáticos de la jornada, el himno de la República de Colombia se escuchó en el acto de premiación y retumbó alrededor del mundo, mientras se observaba a Montoya con la satisfacción de hacer historia y de lograr lo que ningún otro colombiano había conseguido.
Este podio significó un gran avance en la tabla de posiciones y por la lucha del título mundial, desde su victoria en Mónaco logró ocho podios hasta que en la penúltima carrera, Michel Shumacher sentenció la tabla de posiciones y se quedó con el título mundial de esa temporada. Sin embargo, esto no opacaría el logro de Montoya, quien terminó tercero en el mundial de pilotos, consiguiendo la mejor clasificación y por ende, la mejor temporada en los años que estuvo presente en la Fórmula 1.
“De las cosas más chéveres eran las carreras de Estados Unidos. Era increíble la cantidad de banderas en las tribunas. Fueron momentos únicos, en los que uno se siente muy orgulloso de ser colombiano”, dice Juan Pablo, el tercer deportista en la historia en recibir la Cruz de Boyacá, en 1999, después de Lucho Herrera, en 1987, y la selección Colombia de fútbol, que en 1993 clasificó al mundial de Estados Unidos.