La Copa Mundial Femenina de Nueva Zelanda y Australia 2023 ha dejado una huella en el deporte más popular del mundo. El poderío y la tenacidad de las jugadoras han sido innegables, demostrando su talento en cada encuentro. Este torneo ha sido testigo del avance imparable de las mujeres en el fútbol, conquistando brechas tanto salariales como de inclusión.
Durante años, las futbolistas han librado una batalla histórica por obtener mejores condiciones y reconocimiento. Finalmente, su esfuerzo ha sido recompensado y las autoridades han comenzado a tomarlas con mayor seriedad.
En una decisión histórica para el fútbol femenino, la Fifa ratificó en 2020 una necesaria medida para proteger y reconocer legalmente la maternidad de las jugadoras. En el pasado, las normas antiembarazos implementadas por algunos clubes dejaban a las futbolistas sin trabajo y desamparadas. Sin embargo, esa era llegó a su fin gracias a esta regulación.
La decisión impuesta por la Fifa exige a los equipos otorgar una licencia de maternidad mínima de 14 semanas, con una remuneración total o de tres cuartas partes de su salario durante ese período. Además, proporciona apoyo médico durante y después del embarazo para garantizar que las jugadoras regresen a los entrenamientos y competiciones con la confianza y seguridad necesarias.
La normativa ha sido un hito para el fútbol femenino, ya que se aplica en todos los países afiliados a la Fifa, sin importar las leyes locales. Esto ha llevado a un aumento en el número de madres futbolistas en el Mundial actual (11), que ha superado con creces el torneo de 2019 en Francia, que contó con cuatro.
Una de las protagonistas es Alex Morgan, bicampeona del mundo con Estados Unidos en 2015 y 2019. La estrella estadounidense se convirtió en madre en abril de 2020, y aunque destacó las regulaciones más claras en su país de origen en comparación con Europa, ahora disfruta de los beneficios de la nueva ley Fifa.
La defensora del Barcelona, Irene Paredes, es otro ejemplo destacado. Con su hijo Mateo, nacido en septiembre de 2021, el club blaugrana le ha concedido espacios privados para la lactancia, y la selección española ha acordado medidas especiales para su comodidad durante el Mundial.
El fútbol alemán también ha celebrado el retorno de Melanie Leupolz al equipo nacional tras perderse la Eurocopa 2022 debido a su embarazo. Su entrenadora, Martina Voss-Tecklenburg, destacó la importancia de adaptarse a las necesidades de las jugadoras cuando se convierten en madres.
El apoyo a la maternidad no conoce fronteras, y se refleja en jugadoras como la francesa Amel Majrí y la estadounidense de origen jamaiquino, Cheyna Matthews, ambas demostrando que ser madre y futbolista no es una contradicción, sino una realidad empoderadora.
Entre las otras madres futbolistas presentes en el torneo se encuentran Julie Ertz y Crystal Dunn, de Estados Unidos; Elin Rubensson, de Suecia, y las argentinas Julieta Cruz, Vanina Correa y Lorena Benítez, quienes han enfrentado el desafío de compaginar su pasión por el fútbol con la maternidad.
Aunque el reconocimiento de la maternidad en el fútbol es un paso en la dirección correcta, la Federación Internacional de Futbolistas Profesionales (Fifpro) advierte que aún hay más trabajo por hacer para alcanzar la igualdad total en el deporte. Sin embargo, este Mundial ha sido un claro indicio de que el fútbol femenino está rompiendo barreras y avanzando hacia un futuro más inclusivo y justo para todas sus jugadoras.