El Leicester City se ha proclamado campeón de la Premier League 2015-2016, el primer título en sus 132 años de historia, después de que el Tottenham empatase a dos goles en su visita a Stamford Bridge.Los Spurs necesitaban ganar al Chelsea para mantener el suspense al menos unos días más y parecían tenerlo todo controlado al descanso, al que llegaron con dos goles de ventaja, anotados por Harry Kane (27) y el sucoreano Heung-Min Son (44).Sin embargo, en el segundo tiempo Gary Cahill (58) y el belga Eden Hazard (83) lograron el empate que da el campeonato al equipo que entrena el veterano italiano Claudio Ranieri.Tras el empate logrado el domingo ante el Mánchester United, el Leicester suma 77 puntos, siete más que el Tottenham, cuando solo restan dos jornadas para el final, por lo que el título está sentenciado.El cuento de la Cenicienta tuvo un final feliz. El humilde Leicester es el nuevo campeón de la Premier League. Venció a gigantes de la industria del fútbol. Venció a la chequera de magnates rusos, jeques árabes y gigantescos conglomerados americanos. El conjunto del italiano Claudio Ranieri completó la hazaña que devuelve la esperanza en el fútbol amateur.La historiaUna plantilla extremadamente ajustada a un presupuesto limitado, el ingenio y la experiencia de un técnico al borde de la jubilación y la visión de un forofo asiático, multimillonario, han agitado en esta última temporada el mundo del fútbol y toda la teoría en la que se amparan los grandes clubes.La conquista de la Premier por el Leicester ha devuelto el romanticismo y la magia al deporte. Más aún en una especialidad tan profesionalizada y tan sometida como el fútbol.Una casualidad, un cese inesperado, el del técnico Nigel Pearson en el verano pasado, en plena pretemporada, rescataron del olvido al italiano Claudio Rainieri. El preparador romano, que se dejó ver previamente a las órdenes de la selección de Grecia, en la que permaneció, sin éxito, durante cuatro meses, acumulaba un año en el paro.Poca perspectiva advertía el futuro de Rainieri, con experiencia en Italia, España, Francia, Inglaterra y Grecia y un palmarés aseado: una Copa y una Supercopa con el Fiorentina y una Copa del Rey española, con el Valencia, con el que también consiguió una Supercopa europea.Nada que ver con el trofeo de la Premier que va a sostener en sus manos. Con un equipo sin estrellas. Sin gastos llamativos. Sin fichajes de relumbrón. Con el único objetivo inicial de asentarse en la máxima categoría del fútbol inglés y alejarse de los agobios padecidos una temporada antes, cuando estuvo al borde del descenso.Sin esa presión inicial y un recorrido ilimitado echó a andar el Leicester, cuyo historial contemplaba solo, hasta ahora, 3 títulos de Copa de la Liga.Entre Rainieri y el propietario Vichai Srivaddhanaprabha fueron componiendo un plantel de bajo coste. Futbolistas sin repercusión, sin renombre, sin currículo en la Premier, pero perfectos para encajar en el proyecto de su técnico.El precio total de la plantilla del Leicester no alcanza los 55 millones de euros. Los responsables de la entidad hicieron piruetas contables en su día para apañar un plantel que, inicialmente, fuera capaz de sostenerse en la Premier. Ahora, gran parte de sus futbolistas han multiplicado su valor.A principio de la temporada tan sólo uno o dos locos apostadores del Reino Unido se atrevieron a apostar por el título de ‘los zorros azules’. Y es que había que estar un poco loco, para siquiera considerar que un equipo que terminó en el puesto 16 la temporada anterior y que luchó hasta el final del curso para salvar la categoría, un año después se consagraría campeón de una competición que mueve miles de millones de euros.Pero ocurrió. El mundo fútbol se conmociona con la historia del pequeño David. Los más románticos no dudan en afirmar que el Leicester venció a la fría industria de la FIFA. Un equipo joven, con más ambiciones que presupuesto supo soportar la presión y superó a conjuntos que gastan tres o cuatro veces más cada año. “No hubo jeque, ruso o empresario que bajará a los humildes”, escriben desde Inglaterra, precisamente la tierra del fútbol amateur. Y la poesía futbolera continuará agrandándose con este logro de los zorros. “Es un logro para todos los que soñamos con un fútbol en el que gana el mejor y no siempre el que más tiene”, escribió el diario El País cuando la epopeya estaba por consumarse. *Con información de EFE y AFP.