Argentina se llevó más que tres puntos en su visita al estadio Maracaná de Brasil. El equipo liderado por Lionel Messi se jugó una auténtica final en casa de su máximo rival, luego de que la policía local y la parcialidad albiceleste se enfrentaran minutos antes de la hora programada para el pitazo final.
El partido incluso estuvo en riesgo de suspenderse a raíz de la molestia de los jugadores argentinos por el trato que recibieron sus compatriotas en las tribunas de uno de los estadios más míticos de todo el mundo.
Según indican medios locales, todo empezó por discusiones entre hinchas de ambas selecciones, que estaban ubicados en la zona sur del escenario deportivo sin ningún tipo de barrera que los dividiera. La situación escaló a una pelea que tuvo que ser intervenida por las autoridades, desatando el caos justo después de los actos protocolarios.
De hecho, fue el propio Messi el que tomó la decisión de retirarse del campo en señal de protesta por los golpes con bolillo que los oficiales brasileños le propinaron a varios hinchas argentinos.
“Obviamente, al principio mal porque veíamos cómo le estaban pegando a la gente. La policía, como pasó en la final de la Libertadores, otra vez reprimiendo a la gente con los palos, había jugadores que tenían familia ahí”, señaló el 10 en declaraciones oficiales luego de la victoria 1-0 con gol de Nicolás Otamendi.
Emiliano Martínez, portero de la selección argentina, incluso intentó parar los golpes atacando a uno de los policías que estaba cerca de las barandas que separan la cancha de la tribuna. “Uno piensa en la familia, en la gente que está ahí, que no sabe bien qué está pasando y estamos pendientes de eso más que jugar un partido que llegado a ese punto es secundario”, completó Messi.
Las cámaras de la transmisión oficial evidenciaron el momento en que Lionel reunió a todos sus compañeros y les dijo que regresaran al vestuario hasta que no hubieran garantías para reanudar el compromiso. “Creo que hicimos eso porque era la manera también de que se tranquilizara todo un poco, porque nosotros estábamos ahí y de abajo no podíamos hacer mucho y veíamos cómo le pegaban a la gente, cómo lo tiraban para atrás y podría haber pasado una desgracia”, ajustó el astro del Inter Miami.
En sus redes sociales también dejó un mensaje de rechazo contra las actuación de los policías brasileños. “Este equipo sigue haciendo historia”, escribió inicialmente en una publicación de Instagram.
“Gran victoria en el Maracaná, aunque quedará marcada por la represión a los argentinos una vez más en Brasil. Esto no se puede tolerar, es una locura y se tiene que terminar ya”, sentenció el capitán del combinado albiceleste.
En los comentarios también hablaron algunos de sus compañeros. Rodrigo de Paul, por ejemplo, le agradeció por jugar “desgarrado” más de 70 minutos y “defender a tu gente” a pesar de la polémica que se generó el hecho que el partido corriera riesgo de suspensión.
Messi, además, dio cuenta del final de la racha que Brasil tenía en condición de local por eliminatorias. “La verdad que este grupo sigue consiguiendo cosas históricas, una vez más. Es de las más importantes que consiguió este grupo, es algo muy lindo poder ganar acá en Brasil, después de lo fuertes que son de locales durante toda la historia”, declaró luego del compromiso.
“Era un partido muy duro, un Brasil-Argentina con todo lo que había en juego, nosotros veníamos de perder, ellos vienen de varios resultados que no son favorables, que la gente no estaba satisfecha con lo que viene haciendo su selección y sabíamos que iba a ser de esa manera”, completó.