El Tribunal llamó a declarar el próximo viernes, 15 de septiembre, al expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) Luis Rubiales, por el beso que le dio a la deportista Jenni Hermoso sin su consentimiento en la final del Mundial Femenino de Australia y Nueva Zelanda.
El exdirigente de la Federación está citado “para declarar como investigado el próximo viernes, 15 de septiembre, a las 12 horas”, indicó la Audiencia Nacional, tras la admisión a trámite de la querella de la Fiscalía contra Rubiales “por los delitos de agresión sexual y coacciones”.
Previamente, el lunes, el juez Francisco de Jorge, de la Audiencia Nacional, principal instancia penal, admitió la denuncia de la fiscalía por “la presunta comisión de un delito de agresión sexual y un delito de coacciones”, según informó ese organismo judicial.
El magistrado ha pedido a diferentes medios de comunicación que le remitan las imágenes desde distintos ángulos del beso de Rubiales a Hermoso, así como de la celebración en el vestuario y en el autobús de las jugadoras españolas tras ganar el Mundial.
El juez también ha decretado que se informe al expresidente de la RFEF de la investigación contra él.
La fiscalía había presentado la pasada semana una querella contra Rubiales solicitando que “se tome declaración a Luis Rubiales, en condición de investigado, y a Jenni Hermoso como víctima”.
Desde una reciente reforma del Código Penal español, un beso no consentido puede considerarse agresión sexual, una categoría penal que agrupa todos los tipos de violencia sexual.
¿Qué le espera a Rubiales?
Las penas por un beso forzado pueden ir desde una multa hasta cuatro años de prisión, de acuerdo con fuentes de la Fiscalía.
El Ministerio Público también contempla un supuesto delito de coacciones, ya que Hermoso afirmó en su declaración “que tanto ella como su entorno más próximo sufrieron una presión constante y reiterada por parte de Luis Rubiales y el entorno profesional de este, para que justificara y aprobara los hechos”.
La decisión del juez De Jorge llega al día siguiente de que Rubiales anunciara en la noche del domingo su dimisión como presidente de la RFEF, tras haberse negado a ello inicialmente, alegando que el beso había sido “consentido”.
“Voy a hacerlo [dimitir], sí, porque no quiero continuar mi trabajo”, dijo Rubiales el domingo por la noche en una entrevista en el programa de televisión británico Piers Morgan Uncensored, y luego en una carta en sus redes sociales recogida por varios medios.
“Una persecución desmedida”
Rubiales ha insistido en que su marcha quiere contribuir a la tranquilidad del fútbol español y a la fortaleza de la candidatura de España, Portugal y Marruecos para acoger el Mundial de 2030.
“No quiero que el fútbol español pueda resultar perjudicado por toda esta campaña tan desproporcionada y, sobre todo, tomo esta decisión tras haberme asegurado de que mi marcha contribuirá a la estabilidad que va a permitir que tanto Europa como África sigan unidas en el sueño de 2030″, aseguró.
El dirigente de 46 años, nombrado presidente de la RFEF en 2018, afirmó dejar el cargo, entre otras razones, para centrarse en su defensa. “Tengo fe en la verdad y voy a hacer todo cuanto esté en mi mano para que prevalezca”, afirmó en su carta de dimisión.
“Mis hijas, mi familia y la gente que me quiere han sufrido los efectos de una persecución desmedida, así como muchas falsedades, pero también es cierto que en la calle, cada día más, la verdad se está imponiendo”, dijo Rubiales.
Por su parte, el secretario de Estado español para el Deporte, Víctor Francos, consideró que su dimisión era “una buena decisión”.
“El país feminista avanza cada vez más rápido. La transformación y mejora de nuestras vidas es inevitable. Estamos contigo, Jenni”, declaró en X (Twitter) la vicepresidenta segunda en funciones del Gobierno de España, Yolanda Díaz.
La ministra de Igualdad en funciones, Irene Montero, publicó el mensaje “Se acabó”, un lema utilizado por las jugadoras españolas en su protesta que se hizo muy popular con este escándalo.
*Con información de AFP.