El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, se recogió este martes en el estadio del Santos ante el féretro abierto de Pelé, en el último adiós al ‘rey’ del fútbol antes de su entierro.
Acompañado de la primera dama, Janja, Lula llegó al estadio de Vila Belmiro y se dirigió al centro del césped donde desde el lunes están expuestos los restos del jugador, fallecido el 29 de diciembre, a los 82 años.
En presencia de la viuda de Pelé, Marcia Cibele Aoki, y los hijos del astro Edinho, Flavia y Kely, el mandatario de izquierda, investido el domingo, asistió a una misa oficiada por un sacerdote que habló sobre religión y fútbol.
“Pelé llamó a la puerta del cielo. Y Dios dijo: ‘¿Quién es usted?’. ‘El rey’. ‘Ok, aquí también será el rey pero yo soy el señor’”, dijo el sacerdote, que también explicó que Pelé ahora podrá jugar un partido con otros astros fallecidos como Johan Cruyff y Alfredo Di Stefano.
El velorio de 24 horas empezó el lunes con el desfile de miles de personas, algunas de las cuales hicieron fila durante toda la noche.
Antes de confirmar su presencia en el velorio y hacer presencia allí, Lula da Silva dejó un mensaje en sus redes sociales tras conocer la noticia del fallecimiento de Pelé. “Tuve el privilegio que no tuvieron los jóvenes brasileños: vi jugar a Pelé, en vivo, en Pacaembú y Morumbi”, expresó en su cuenta de Instagram.
“Juega, No. Vi a Pelé dar un espectáculo. Porque cuando le llegaba el balón siempre hacía algo especial, que muchas veces terminaba en gol. Confieso que estaba enojado con Pelé, porque él siempre masacraba a mi Corinthians. Pero, ante todo, lo admiraba. Y el enfado pronto dio paso a la pasión de verlo jugar con la camiseta número 10 de la selección brasileña”, agregó en su texto.
Por último, le agradeció a O Rei y recordó a otros ídolos del fútbol que han fallecido: “Ahora tiene la compañía de tantas estrellas eternas: Didi, Garrincha, Nilton Santos, Sócrates, Maradona... Dejó una certeza: nunca había habido un 10 como él. Gracias, Pelé”.
La despedida
El entierro pondrá fin oficialmente a varios días de luto en Brasil, que debe tres de sus cinco Copas del Mundo al exgoleador, que reivindicó 1.283 goles anotados en 21 años de carrera jugando en el Santos, el Cosmos de Nueva York y la Seleçao.
“Fue el brasileño más grande de la Historia, existimos gracias a él. Le debo mi amor a este equipo (el Santos)”, dijo conteniendo el llanto Paulo José Ribeiro, un comunicador de 21 años.
El ‘torcedor’ albinegro hizo una fila de dos horas el lunes junto a sus amigos para despedir a su ídolo.
Como miles, soportó las altas temperaturas y el sol abrasador que desbarató las previsiones de lluvia, las mismas que advierten de altas posibilidades de precipitaciones este martes.
“Valió la pena, nunca estuve tan cerca de él. Queda un vacío que nunca vamos a conseguir llenar”, agregó.
Los brasileños que dijeron adiós el lunes al exastro, algunos llegados de otras ciudades, dieron un ambiente solemne al velorio, con pocas muestras de pasión desbordada como las evidenciadas en el de otra leyenda, el argentino Diego Maradona, en 2020 en Buenos Aires.
Con información de la AFP.