Este miércoles se cumplió con la edición anual de quiénes iban a consagrarse como los supercampeones de Europa. Por un lado, el Manchester City de Pep Guardiola estaba dispuesto a asegurar su hegemonía absoluta y reflejar su ímpetu de plantilla, mientras que el Sevilla sacaba pecho por ganar la Europa League y sorprender a los citizens con algún bombazo.
En el estadio Georgios Karaiskakis, sede de un histórico como Olympiacos y que albergó en su momento a James Rodríguez y su talento, ahora era el turno para celestes y rojos, en un plato fuerte de la semana para ir prendiéndole motores a la temporada.
El detalle fue que los ingleses iban por su primer título en dicha final, mientras que Sevilla presentaba una mala racha después de ganar tantas finales de Europa League. El cuadro español accedía regularmente a jugar el cotejo de Supercopa, pero, sus rivales siempre le marcaban la pauta y nunca ganó una final desde 2006 en este certamen.
Así se dio el intenso partido
Si bien los citizens se adueñaron de las esférica, como es habitual en cada partido, el cuadro sevillano le apostó al juego directo y la velocidad por los costados, a través de hombres como Erik Lamela y Lucas Ocampos, los dos aleros argentinos que le dieron mucha salida a Sevilla, además de la proyección de sus laterales, tanto Jesús Navas por derecha y Marcos Acuña por el otro sector.
El Sevilla ya avisaba a los 5′, con un intento fallido de Lucas Ocampos en el área que inquietó a los defensores. Realmente, un partido de alta dificultad para el bloque defensivo del City.
Pero lo cierto fue que ambos arqueros fueron muy responsables de comandar sus pórticos, tanto Yassine Bounou en el elenco español, así como Ederson Moraes, el golero brasileño a servicio de la escuadra celeste.
A los 24′ llegó el primer gol del partido, a favor de un cuadro sevillano que sorprendió a los defensores por medio del balón aéreo. Tras una jugada de elaboración rápida sobre la banda izquierda, Marcos Acuña lanzó un centro muy preciso hacia Youssef En-Nesyri y el atacante marroquí no perdonó y la mandó a guardar.
Sevilla se tiró atrás en el resto de la primera etapa, y eso le costó demasiado a los ingleses en aras de generar situaciones ofensivas. A pesar de ubicar el autobús, esto pareció no gustarle al técnico, quien ordenó a los suyos más ataques verticales.
Y así fue en el segundo tiempo. El Manchester City erró pases insólitos que aprovechó la gente rival, creando al menos dos pelotas claras que finalizó En-Nesyri y que desataron las gigantes reacciones de Ederson.
En el mejor momento del Sevilla, el City sacó a lucir la jerarquía e igualó el cotejo a los 63′ por obra y gracia de Cole Palmer, el joven extremo de 21 años, quien saltó a cabecear en el área tras un centro de Rodri Hernández al segundo poste. La ‘joya’ a disposición de Guardiola ya había anotado hace un par de cotejos, exactamente en la final de Community Shield ante el Arsenal.
El encuentro se mantuvo en la tendencia de adelantar sus líneas e inclinarse a la portería rival, volviendo a repetir el mismo escenario posterior al gol sevillano en el primer tiempo.
El City siguió acosando, pero los caminos se le cerraban. No era tan fino Sevilla, que solo rechazaba las jugadas para alejar el balón de su propia zona de peligro.
Era la hora de los penales. Usualmente en las finales de Supercopa, en caso de igualdades, no hay cabida para los tiempos extra y ya todo se define al lanzar desde los doce pasos.
Erling Haaland y Lucas Ocampos iniciaron con pie derecho la tanda, así como Julián Álvarez y Rafa Mir para los respectivos equipos. Mateo Kovačić, el volante croata, anotó el tercer penal para el City, el mismo caso para su compatriota, Iván Rakitić, en el cuadro rival.
Jack Grealish y Gonzalo Montiel anotaron posteriormente. Una tanda perfecta hasta el quinto penal, aprovechado por Kyle Walker en el cuadro inglés, mientras que Nemanja Gudelj estrelló el balón en el poste. El Manchester City salió campeón por primera vez en la historia de la Supercopa, mientras que Sevilla mantuvo su condición de virrey.