Hace por lo menos 35 años, cuando Millonarios era el equipo de fútbol más veces campeón de Colombia, quienes salían de Bogotá los fines de semana por la Autopista Norte, a la altura de la zona de Fontanar, alcanzaban a ver a los famosos futbolistas del ballet azul en pleno entrenamiento. Por muchos años el cuartel del equipo embajador era casi que la puerta de entrada o de salida de la ciudad.Desde la carretera se veía una casa de un solo piso, con un solar donde se colgaban las camisetas y pantalonetas azules. Eran épocas en las que los jugadores no intercambiaban el uniforme, y como si fueran amateurs, una sola equipación los podía acompañar todos los partidos del año.Desde finales de los noventa, aquella casa pintada de azul rey empezó a palidecer, y su tejas a caerse. Coincidiendo con la peor época deportiva del club, la que lo llevó a la quiebra, y la que lo tiene condenado a estar lejos de la gloria. Aquel famoso lote Fontanar había caído en manos de la dirección Nacional de Estupefacientes, en los años 80 a Millonarios lo permeó los dineros del capo Gonzalo Rodríguez Gacha.Sin casa propia, los futbolistas y entrenadores de Millonarios deambulaban como gitanos por las canchas de los clubes de la sabana, al norte de Bogotá. En el año 2014, cuando el español Juan Manuel Lillo asumió la dirección técnica del plantel, no podía creer que un equipo de futbol profesional no tuviera canchas propias, una sede con camerinos, ducha caliente, y camilla para masajes.
El pasado viernes, Millonarios presentó su nueva sede deportiva. Un terreno de 30.000 metros cuadrados, ubicado en la zona conocida como Arrayanes, en el norte de la capital. Tres canchas de fútbol con idénticas dimensiones a la del Campín, y una casa, también de un piso, en cuyos alrededores empieza a girar la nueva casa de los embajadores.Por el momento se instaló una gigantesca carpa y una estructura donde se ubicaron los camerinos. Cada jugador tiene su lugar que está identificado por una fotografía gigante. Están las zonas húmedas, los consultorios y una sencilla oficina con televisores y tableros para el entrenador Miguel Ángel Russo. Tras más de dos décadas, Millonarios vuelve a tener su cuartel.