El Mundial de fútbol es para la gran mayoría de fanáticos el máximo trofeo que puede conseguir un jugador en su carrera. Más allá de lo hecho a nivel de clubes, Pelé y Diego Maradona, por poner algunos ejemplos, se hicieron leyendas al levantar la Copa del Mundo con su país, algo que no lograron figuras de la talla de Michel Platini, Johan Cruyff y Cristiano Ronaldo.
Esa es la mística que esconde la cita orbital, un torneo solo hecho para aquellos que logran escribir en letras doradas su nombre en la historia del país, como los jugadores de la selección de Argentina, que este domingo se sumaron a ese olimpo de campeones, encabezados por un Lionel Messi, que aseguró haber cumplido el sueño de toda su vida.
Tal es la locura que genera el Mundial que su trofeo actual, de acuerdo al reglamento de la Fifa, solo puede ser tocado sin guantes por jugadores que hayan sido campeones o los mandatarios de cada país. Cuando la Copa sale a hacer su tradicional gira por el mundo, quienes la transportan tienen que hacerlo con guantes, antes de ubicarla en una vitrina que impida que cualquier aficionado siquiera la pueda rozar, cosa que no sucede con otros trofeos como el de la Champions League o la Copa Libertadores, aún con la historia que cargan.
Pero el domingo, en medio de la celebración por la tercera corona de la albiceleste, esa tradición se volvió a romper, como había sucedido en el año 2018 en la celebración de Francia por su victoria sobre Croacia. Después de que Messi la levantara con la misteriosa túnica que le pusieron las autoridades cataríes, un gran grupo de familiares e invitados ingresaron al campo, turnándose varias veces el trofeo para inmortalizar el momento.
El ‘Kun’ Agüero, jugador ya retirado por sus problemas en el corazón, Antonela Rocuzzo, esposa de Lionel Messi, y hasta el chef turco Nusret Gökçe fueron algunas de las personas que tocaron la Copa sin guantes, creando gran revuelo entre los aficionados que inmediatamente recordaron la supuesta regla que solo permitía a los campeones tener entre sus manos el ansiado premio.
Según lo indican los propios lineamientos de la Fifa, solo los jugadores y miembros del cuerpo técnico podían haber tocado el trofeo tras la premiación en el estadio de Lusail. “Como uno de los símbolos deportivos más reconocidos del mundo y un icono invaluable, el trofeo original solo puede ser tocado y sostenido por un grupo selecto de personas, que incluye ex ganadores de la Copa del Mundo y jefes de estado”, reza la normativa elaborada por el propio organismo internacional.
Aunque una violación a sus reglas podría desencadenar una sanción, un castigo por ese estilo se les devolvería directamente a los comisarios de la Fifa que permitieron el ingreso de personal no autorizado como el chef turco conocido como ‘Salt Bae’, que ha sido objeto de polémica en redes sociales por su constante insistencia para tomarse fotos, agarrar la copa con sus manos e incomodar en varias ocasiones a los futbolistas de la albiceleste.
El agravante de este caso es que el trofeo que se le entregó a Argentina en la final era el original, el mismo que custodia tan celosamente la Fifa durante cuatro años, para entregarlo solamente al momento de conocer al campeón.
Terminado el festejo y cuando la selección campeona ya se dirige a su hotel de concentración, los delegados piden la Copa del Mundo original y entregan una copia exacta que es la que se llevaron los argentinos para la celebración en Buenos Aires y la que entrará directamente a las vitrinas de la AFA.