Un sueño llamado Copa América está más cerca que nunca para la selección Colombia, después de 23 años de sequía. Todo gracias a Néstor Lorenzo, un argentino de 58 años de edad, que desde hace ya un buen tiempo se ha convertido en uno de los extranjeros más queridos en todo el territorio nacional.
El hombre de la ya conocida camisa vino tinto, el traje negro de todos los partidos y, en su mano, la libreta donde lleva sus apuntes junto a los santos a los que es devoto, ha sido uno de los artífices de que el país se llene nuevamente de ilusión por el fútbol y vea una ruta más cercana a la felicidad.
Su historia con la tricolor a punto de consagrarse no ha sido cuestión del azar: va más allá de unos cuantos partidos y de la posibilidad de dirigir una camada de jugadores del más alto nivel. Ese camino se ha forjado desde 2012, cuando fue tenido en cuenta por José Pékerman para ser su asistente técnico al servicio de Colombia.
Antes de llegar al equipo cafetero con la intención de ir al Mundial de Brasil 2014, ya habían trabajado juntos. El dueto Pékerman y Lorenzo se juntó por primera vez en 2000, cuando Pékerman lo invitó para que trabajaran juntos en la selección sub-20 de Argentina.
Años después, en 2012, la Federación Colombiana de Fútbol decidió que el cuerpo técnico de José Pékerman, con Néstor Lorenzo como su ayudante, era el indicado para acabar con años de tristezas y podría llevar nuevamente al equipo nacional a una cita mundialista.
No fue una, sino dos las ocasiones en que este dúo técnico logró, en los seis años que estuvo, conducir a Colombia a la cita mundialista: Brasil 2014 y Rusia 2018. En ambas, quedó el sinsabor de haber sido eliminados en fases como cuartos y octavos de final, a lo mejor, sin merecerlo.
Con los dolores que generaron esas caídas ante Brasil e Inglaterra, la selección Colombia se mantuvo perdida y sin una brújula clara. Técnicos como Carlos Queiroz y Reinaldo Rueda aparecieron para igualar o mejorar la historia de sus antecesores, pero decepciones, como quedar por fuera del Mundial de Qatar, llevaron al equipo a tocar fondo.
Por fortuna, la buena relación que había dejado el paso de Lorenzo permitió que, tras una negociación algo compleja, el proceso llegara a buen término para que el 2 de junio de 2022 se oficializara como entrenador en propiedad de la tricolor.
Desde ahí, la historia para la selección Colombia ha sido emocionante, a tal punto que el domingo 14 de julio podría terminar con la tricolor obteniendo su segundo título de Copa América para el país, ante la Argentina que vio nacer, crecer y volverse exitoso como futbolista y entrenador a Lorenzo.
Estando tan cerca de la gloria se hace inevitable mirar hacia atrás y recordar todo lo que ha hecho Lorenzo. Entre lo más destacable está haberle impregnado nuevamente al equipo colombiano el hambre de gloria y la seguridad para mirar a los ojos al rival que sea.
En sus 25 partidos, el proceso no conoce la derrota y prolonga un invicto que ya se convirtió en histórico y del que ha salido bien librado de enfrentamientos ante campeonas del mundo como Alemania, España y Brasil, a las que les ha ganado con autoridad.
Por ello, y por lo hecho en cinco partidos de la Copa América 2024, es que Colombia está ilusionada y agradecida con el técnico que devolvió la gloria, entendió la idiosincrasia futbolística del país y prolongó el legado.
Y como el mismo Lorenzo lo dijo: “No es dejar atrás ni superar, es sumar para que el fútbol colombiano crezca y esté lo más alto posible”. Ojalá, igualando lo hecho en 2001, cuando se dio el primer título para Colombia de la Copa América.