“La pelota no se mancha”, esa fue una de las frases más célebres del balompié mundial que algún día pronunció la gloria del fútbol Diego Armando Maradona. Infortunadamente, en Colombia, el 26 de septiembre, se ensució de sangre y mucho terror.
En medio del partido entre Atlético Nacional y Junior de Barranquilla, el estadio Atanasio Girardot fue testigo en sus tribunas de una verdadera batalla campal, en la que cuchillos, agresiones y otros actos vandálicos estuvieron a la orden del día.
Si bien era un partido de alto riesgo por la rivalidad entre las dos escuadras, jamás se llegó a pensar que todo podría terminar con más de 20 heridos, pánico por montones, así como un repudio nacional hacia las denominadas barras bravas.
Cuando el reloj del partido marcaba el minuto 53, el segundo gol de los verdes, obra de Marino Hinestroza, desató la emoción de los aficionados locales, que a esa altura ganaban por 2-0 y todo era una fiesta. En ese justo instante, todo era celebraciones, alegrías y fiesta en las cuatro tribunas del estadio, a excepción de un pequeño sector de la grada norte, donde un grupo de seguidores barranquilleros estaban, y lamentaron el gol en contra.
Justo ahí, en ese instante, en medio de la euforia de unos, fue que se desataron los desmanes en la parte alta del complejo deportivo. En la transmisión oficial por televisión, las imágenes no fueron emitidas, pero sí hubo relatos de periodistas que estaban en la planta baja.
Sheyla García, del canal Win Sports, conectó de inmediato con sus colegas del estudio y, aterrorizada, empezó a relatar lo que veía: “Dios mío, esto está terrible, se vinieron acá a donde estamos ubicados”. Desde un primer momento se supo que todo era grave y más cuando luego sumó: “Siguen bajando heridos, la verdad es muy triste y difícil de explicar (...) las personas que están cortadas, apuñaladas, con sangre”.
Como suele suceder en redes sociales, esas imágenes que no son divulgadas por los medios oficiales terminan por aparecer. En esta oportunidad, nuevamente, ‘la realidad superó la ficción’ en su más cruda totalidad. Lo visto en las distintas grabaciones hechas por los diferentes espectadores en el Atanasio Girardot eran más complejas de ver de lo que en algún momento se pensó. Había de todo tipo de actos vandálicos en cada imagen que surgía que no parecían tener fin; había heridos de gravedad.
Uno de los momentos que más terror pudo haber causado fue ver que tras una primera disputa a mano armada, cuerpos caían desde de las gradas del segundo piso, donde allí más aficionados de Nacional emprendían con sevicia.
“Tengo miedo, tengo miedo”, fue la súplica de una mujer que estaba aterrorizada por lo que estaba pasando a escasos metros de ella, pero que no tenía nada que ver con los enfrentamientos y, por supuesto, no quería ser afectada.
La División Mayor del Fútbol Colombiano, como una de las entidades que es encargada del balompié nacional, comunicó que el compromiso se suspendía por falta de garantías, lo que dejó todo a la deriva con un sabor amargo por lo sucedido.
Fernando Jaramillo, presidente de la entidad rectora del fútbol colombiano, se pronunció un día después para reprochar todas las situaciones, pero no dio indicios de sanciones o castigos para alguno de los involucrados. SEMANA contactó al directivo, que adelantó, en parte, algunos de los correctivos que se impondrían: “Seguramente (Atlético Nacional) será sancionado. Es una decisión que debe tomar el Comité Disciplinario con base en la información que se tenga”.
“Deberán tomar la decisión respetando el debido proceso. Espero que esa determinación se tome lo antes posible”, dijo a la espera de reuniones que se tendrían en las siguientes horas para saber el desenlace de la situación.
Este año, 2024, se ha vuelto una constante de actos violentos, que no han sido posibles de frenar. Plazas como Bogotá, Cali y Medellín han tenido que presenciar esta dura realidad que se espera tenga, tras este nuevo suceso, un punto fina