Desde los diez años Orlando Duque supo que los clavados lo llevarían a sumergirse en un mundo en el que pocos creerían en él. Ni siquiera sus papás al inicio de sus saltos estaban convencidos que de darse chapuzones desde las alturas se podría vivir. Sin embargo ganó su primer campeonato en el año 2000 y desde entonces se consolidó como uno de los mejores del mundo.

Tiene 9 títulos mundiales y 2 récord Guinness por lograr una calificación perfecta y ser el mayor competidor en citas mundialistas. Pero en septiembre de 2019 anunció su retiro de los eventos deportivos aunque no se retiró del mundo de los atletas pues se vinculó a la Federación Internacional de Natación.

El mejor clavadista de Colombia ahora está en a Federación Internacional de Natación. | Foto: Red BUll Colombia

“Estoy muy agradecido por todo lo que me ha dado el deporte, he practicado durante décadas. Gracias a los clavados viajé por todo el mundo y batí records”, dijo orgulloso en primer episodio de Until 18 grabado por Red Bull, marca que sigue creyendo en el caleño.

Orlando recuerda con nostalgia que con sus amigos jugaba al lado de la piscina de clavados en la capital del Valle del Cauca. Los entrenadores lo veían en las gradas y los invitaron a probar: “desde ese primer salto que hice al agua dije esto es lo mío. Mis papás sabían que era mi pasión y me castigaban sin ir a la piscina. Pero los clavados nunca se vieron como una profesión”, sin embargo demostró todo lo contrario.

El hombre que creció en Cali con un papá que trabajaba en una bodega de frutas en la galería y una mamá cocinaba almuerzos para los trabajadores, lejos de los trampolines hoy quiere retomar el sueño de sus padres de verlo con un título universitario y retomará la ingeniería electrónica, carrera que dejó de lado para convertirse en la leyenda de las alturas: “estaba estudiando ingeniería electrónica en una universidad pública pero me salió una oferta de trabajo en los clavados en Austria y cancelé mi semestre, dejé a mi familia y cumplí un contrato a tres años”, confesó.

A sus 47 años es el ejemplo de que sin importar la edad se puede profesionalizar y aportar no solo desde los clavados sino también desde las aulas: “yo le decía a mi mamá que terminaría la carrera pero también decía soy muy bueno en esto de los clavados y quería seguir compitiendo y nadando. Ya la ingeniería la había dejado de lado y me gané todos los campeonatos mundiales. Ahora colgué el traje de baño competitivo pero aquí sigo saltando”, declaró refiriéndose al nuevo rumbo que tomará su vida.

Orlando abandonó Colombia pero recordó su tierra pujante en cada título que consiguió por todo el mundo como embajador de saltos y clavados o dejando en el recuerdo aquellos lanzamientos desde un helicóptero frente a la Estatua de la Libertad o las Cataratas Victoria.

Actualmente, además de buscar su título en la universidad, dicta conferencias con contenido basado en sus experiencias de vida deportivas y prepara a las nuevas generaciones a que lleguen tan lejos como él en los clavados.