Una marea humana desbordó este domingo 18 de diciembre la ciudad de Buenos Aires, con cientos de miles de personas envueltas en la bandera albiceleste que colmaron las calles mucho más allá del tradicional Obelisco, en la muy amplia avenida 9 de Julio, celebrando la tercera Copa del Mundo para de la selección gaucha.

En medio de la celebración, un hincha argentino arriesgó su vida por una selfie en la punta del Obelisco. El aficionado se puso de pie en la cornisa, a unos 67 metros de altura.

Mientras lo anterior ocurría, otros hinchas se asomaban por las ventanas del Obelisco con banderas de la selección de Argentina.

De acuerdo con el diario argentino El Clarín, uniformados de la Policía debieron intervenir para bajar a algunos de los hinchas del Obelisco y así evitar una tragedia.

Sobre el propio Obelisco, lugar de celebraciones futbolísticas por excelencia, se proyectaron a lo largo de la noche de este domingo, las mejores imágenes de la selección. En la ciudad, todos caminaban, pues desde la tarde se detuvo el servicio de metro y no había autobuses transitando por las calles.

El presidente Alberto Fernández, quien se quedó en Buenos Aires y vio el partido en su casa, celebró el triunfo albiceleste con un tuit. “Siempre juntos, siempre unidos. SOMOS CAMPEONES DEL MUNDO. No hay más palabras. GRACIAS @Argentina”, escribió.

Buenos Aires y las demás ciudades argentinas y hasta los pueblitos más apartados mostraron el celeste y blanco en las camisetas con el número 10 de Messi, pero también en los adornos de las ventanas de las casas y de las vitrinas de las tiendas, en los rostros maquillados y en las uñas pintadas, e incluso en algunos pasos peatonales.

Un amor correspondido. “Este equipo juega para la gente, para el hincha argentino, no hay egos ni individualidades, todos tiran para la selección y para el país”, declaró el DT Lionel Scaloni.

Hasta los penales

Reunidos con la familia o en grupos de amigos, en sus casas, en los bares o en los parques donde se instalaron pantallas gigantes, y siguiendo sus estrictos rituales para la buena suerte, los argentinos se fundieron en el grito unánime de gol con el penal cobrado por su astro Lionel Messi en el minuto 23.

El segundo tanto marcado por Ángel Di María (36), quien recién se incorporó en este último partido después de haber tenido muchas molestias físicas, fue cantado como el apoteosis. “Fideo, fideo, fideo”, lo celebró la multitud.

Pero la remontada de Francia en el segundo tiempo, con doblete de Kylian Mbappé (80 de penal, y 81) dejó helados a los hinchas, que se llevaban las manos a la cabeza y se arrodillaban en el piso.

“Imagínate lo que sienten estos muchachos. Toda la Argentina, con el corazón apretado”, soltó Emilse Roa, una abuela de 77 años que lleva los labios pintados de celeste y blanco.

El suspenso atormentó a los fanáticos hasta el final, con un gol de Messi en el minuto 109, empatado de penal por Mbappé (118).

“Se merecen ganar. Es una pena ir a una definición así. Argentina dominó más, le puso todo. El fútbol es así”, dijo Sergio Loreto, de 32 años.

Apenas minutos más tarde, los rostros se llenaron de lágrimas con el triunfo de Argentina en penales.

Agustín Acevedo, un albañil de 25 años de la periferia que quiso ver la final en Buenos Aires, lo resumió así: “Esta es la última Copa de Messi y todos en el mundo, no solo en Argentina, quieren que se consagre y tenga esa estrella que es la única que le falta”.

“Siempre hay altibajos económicos, siempre cuesta llegar a fin de mes, pero con el fútbol te olvidas de todo”, añadió.

*Con información de AFP.