Ocho años han pasado desde que Colombia y Brasil compartieron una tristeza máxima producto del accidente aéreo que sufrió el plantel profesional del cuadro brasileño, en la previa de la gran final de la Copa Sudamericana 2016.
Una noche antes del juego decisivo en Medellín, el avión que transportaba a la plantilla del rival de Atlético Nacional cayó en medio de las montañas de Antioquia, luego de reportar fallas técnicas y falta de combustible.
“Para localizadores, solicitamos prioridad para la aproximación, presentamos un problema de combustible”, decía el piloto Miguel Alejandro Quiroga Murakami a la torre donde estaba Yaneth, controladora aérea del vuelo de Chapecoense.
“Notifique rumbo”, se escucha a la operadora responder, y agrega:
“Mantenga presente rumbo y espere para continuar su descenso”, puntualiza.
Más adelante, el piloto de Lamia reitera el problema de combustible. “Solicito vectores para acercamiento, señorita”, dice el piloto.
“Continuar la aproximación, con pista húmeda y se requiere algún servicio en tierra”, le dice al avión de Lamia.
Pasan unos minutos, se dan indicaciones a otra aerolínea y de inmediato entra la voz del capitán a la torre reportando falla total.
“Falla eléctrica total y combustible”, señala el capitán.
Este infortunio, que enlutó al balompié suramericano y mundial, cobró la vida de 71 personas, entre las que se encontraban la mayoría de los futbolistas que hacían parte del plantel brasileño.
De forma inexplicable, ahora en 2024 el suceso volvió a llamar la atención, luego de que se conociera que el club afectado en dicho momento deberá abonar unos 118.000 dólares como compensación por daños morales a los familiares de un empleado.
La decisión, que fue tomada por el Tribunal Superior del Trabajo, beneficia en este caso a quien, el día del fatídico suceso, ejercía como jefe de seguridad.
Para Chapecoense, esto no para ahí, pues también deberá otorgar una pensión mensual a la viuda y los cinco hijos del trabajador, equivalente a su salario y que se debe extender hasta el año 2049.
Esta determinación tan larga busca mitigar los perjuicios materiales que se dieron, luego de que se produjera la pérdida del hombre en mención. Esta segunda cifra, además de la indemnización, no fue especificada por la corte.
Los familiares del empleado que falleció señalaron que por el accidente quedaron en situación de desamparo emocional y financiero, razón por la cual requieren un apoyo económico sustancial en este momento.
Otra de las razones que aducen para que se den estos pagos es que el operario era quien sostenía a la familia. Además, que los pagos debían darse debido a que el accidente había ocurrido en medio de sus funciones.