Seguramente a Vladímir Putin le importarán muy poco las cancelaciones de grandes eventos deportivos en su país. Quizás las cifras que preocupan al mundo deportivo sean mínimas para el mandatario, que solo está pensando en la guerra.

Con la misma velocidad y vehemencia con la que Putin ordena los ataques, las marcas y entidades deportivas responden a su manera y cancelan millonarios contratos de patrocinios y la organización de eventos. Atletas rusos que compiten en varias disciplinas quedaron por fuera de eventos como el mundial de fútbol, la Champions League, el gran premio de la Fórmula 1 e incluso del tenis. “Los jugadores de Rusia podrán seguir compitiendo en los eventos internacionales sin el nombre o bandera de su país”, dijeron las autoridades del deporte blanco.

El ranking de los mejores en el tenis lo lidera el ruso Daniil Medvédev y en el listado del top 100, cuatro tenistas más de Rusia aparecen como líderes. Los deportistas de ese país sienten vergüenza por lo que ha hecho su presidente. Las pérdidas económicas se acercan a los 3.200 millones de dólares, según cifras reportadas por la firma KPMG, que tiene presencia en 127 países del mundo.

En el fútbol, la guerra obligó a cambiar el escenario de la final de la Champions de San Petersburgo al Stade de France, en París, para el juego que se hará el 28 de mayo. Habrá una pérdida de 70 millones de euros para la ciudad donde nació Putin.

Ese escenario deportivo, uno de los más tecnológicos del mundo, lleva el nombre de Gazprom Arena, por la empresa gasística que no solo inyecta dinero al Zenit, equipo en el que juega el colombiano Wilmar Barrios, sino que también patrocina la liga de campeones con un acuerdo que alcanza los 46 millones de euros por temporada.

Incluso la Uefa eliminó al Spartak de Moscú de la Europa League, la Fifa borró a Rusia del Mundial de Qatar y excluyó a su selección femenina de la Eurocopa de Inglaterra.La ruptura con Gazprom también la sufrió el Schalke 04 después de sostener un vínculo de 9 millones de euros anuales. La Uefa y la Superliga de baloncesto decidieron acabar el vínculo con esa empresa de Rusia, a pesar de que recibían unos 88,6 millones de dólares en patrocinios.

Adidas canceló su colaboración con la Federación Rusa de Fútbol, según un portavoz de la empresa, que facturó 584 millones de euros en 2020 con esa selección. El Chelsea, propiedad del magnate Roman Abramovich, cambiará de dueño porque el propietario tiene fuertes lazos con Putin. Otro equipo de la Premier que acabó vínculos con su patrocinador fue el Manchester United, que dejó de lado su convenio con Aeroflot, una de las aerolíneas más importantes de Rusia.

La Fórmula 1 reaccionó velozmente al conflicto bélico y puso freno al Gran Premio de Sochi, pactado del 23 al 25 de septiembre y que significaba para la ciudad unos 150 millones de dólares. Para el Mundial de Atletismo de Belgrado, del 18 al 20 de marzo, el Comité Olímpico Internacional no invitó a los deportistas rusos. Las federaciones de balonmano y de rugby apartaron a los atletas de las competiciones y las federaciones de ajedrez, natación y de bádminton cancelaron torneos en Rusia y Bielorrusia.

Además, Moscú no acogerá la Premier League de Karate, que se iba a celebrar del 7 al 9 de octubre.La Federación de Judo suspendió a Vladímir Putin como presidente honorario y la de Taekwondo le retiró el cinturón negro honorífico que tenía desde 2013.

Sin duda, la guerra que inició Rusia en Ucrania también generó un bloqueo deportivo que traerá graves consecuencias económicas para distintas disciplinas y para quienes viven de estos eventos que dejan millonarias ganancias. La esperanza de recuperar las pérdidas que dejó la pandemia del coronavirus tendrá que ser aplazada por unos meses más.

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