Dani Alves completará este lunes su cuarto día en prisión preventiva como consecuencia del juicio que se adelanta en su contra por un presunto caso de abuso sexual en una discoteca de Barcelona. El brasileño estuvo desde el viernes en la cárcel de Brians 1, sin embargo, este lunes fue trasladado “por motivos de seguridad”.
La Vanguardia, medio que reveló este fin de semana el contenido de la declaración de la víctima, informa que las autoridades españolas han tomado esta inesperada decisión en procura de garantizar la privacidad y el bienestar del preso. Alves tendrá ahora una celda individual que incluso está equipada con ducha privada, lo que implica que tendrá muy poco contacto con el resto de internos.
Además de brindarle la seguridad necesaria, la intención de este traslado se centra en evitar que se filtren imágenes o información confidencial sobre el proceso que está en pleno juicio por los hechos sucedidos en la noche del 30 de diciembre en la discoteca Sutton, uno de los lugares más exclusivos en la capital catalana, al que suelen asistir futbolistas y personalidades famosas.
La Secretaría de Medidas Penales, Reinserción y Atención a la Víctima, entidad encargada del traslado de Alves, ha informado que esta decisión no corresponde a un privilegio para el futbolista, que, según medios españoles, ha sido tratado como cualquier otro recluso desde que salió de la audiencia camino a la prisión el pasado viernes.
Una vez lo acompañaron a la celda, los funcionarios pusieron libros a disposición del jugador para pasar su tiempo libre, esto además de una botella de agua. Por otro lado, uno de los miembros le llevó una bandeja con la cena en horas de la noche del viernes, la cual apenas comió. Un poco de fruta, nada más. Nada extraordinario y común en casi todos los recién llegados que no suelen comer demasiado hasta que pasan unos cuantos días.
El relato de los hechos
Alves se enfrenta a una posible condena de 1 a 4 años, que podría aumentar si se comprueba la veracidad de la declaración de la víctima, una joven de 23 años que asegura haber llegado al lugar en compañía de una amiga, antes de ser invitada a una copa por parte del jugador.
Aunque en principio se negaron, la insistencia del brasileño y sus amigos las llevó a entrar a la zona VIP de la discoteca. Según la declaración de la mujer, el futbolista de 39 años de edad “comenzó enseguida a tontear con las tres, pegándose mucho a ellas y tocándolas”, se señaló. Instantes más tarde, el brasileño se ubicó detrás de la mujer y habría tomado su mano con fuerza y la habría llevado hasta su pene.
Tras esto, el jugador la habría amenazado para llevarla a uno de los baños. “Yo no sabía qué había detrás de esa puerta, pensé que habría otra zona VIP. Con solo entrar, le dije que me quería ir, y me dijo que no podía. Insistí en que me quería ir, pero me subió el vestido”, contó la denunciante.
“Me puso de espaldas contra el lavamanos, con el vestido levantado, y empezó a rozar su pene contra mí; me puso contra el water y me penetró de manera violenta. Me resistí, pero él era mucho más fuerte que yo”, agregó. La joven finalizó su declaración diciendo que “tengo mucho miedo y siento mucha vergüenza por todo lo que ha pasado y por tener que verme así”.
Cabe recordar que Alves ha negado todo e incluso dijo no conocer a la presunta víctima. “No la conozco, nunca la vi”, dijo el jugador. “Me gustaría desmentir todo”, añadió en una reciente entrevista, confirmando que estuvo en la discoteca “disfrutando”, pero “sin invadir el espacio de los demás”.