Desde el 5 de septiembre de 1993, cuando la selección Colombia goleó 5-0 a Argentina en Buenos Aires y se clasificó al Mundial de Estados Unidos 1994, los argentinos no volvieron a perder de local cuando se enfrentaron por eliminatorias contra los colombianos, puede que como una cuestión de honor o un asunto de orgullo ante aquella humillación.

Por eso, Argentina se volvió un feudo inexpugnable a pesar del buen recuerdo, a tal punto que la brillante generación dirigida por José Pékerman, que clasificó a dos mundiales consecutivos (Brasil 2014 y Rusia 2018), se marchó de ese país sin victorias, sin marcar un solo gol.

La cancha del Mario Alberto Kempes, en Córdoba, será la que la selección Colombia, que dirige Reinaldo Rueda, está obligada a conquistar el próximo martes. De no sumar los tres puntos, se habrán agotado las chances de clasificar al Mundial de Catar, sobre todo después de la dolorosa derrota ante Perú (0-1) en Barranquilla, tras haber acumulado un nuevo partido, el sexto, sin haber anotado un solo gol. Más de 8,5 horas sin una celebración, como lo recordó Míster Chip en su cuenta de Twitter.

La sequía que provocó el nuevo traspié descendió a Colombia al sexto lugar de la tabla de posiciones, con 17 puntos, tres menos que los incas (20), que se encaramaron al cuarto cupo de clasificación directa, y por debajo de Uruguay (19), que hoy tiene el boleto al repechaje. A falta de tres encuentros, la selección ya no depende de sí misma para obtener el boleto sin escalas, deberá sumar los nueve puntos y esperar que peruanos y charrúas pierdan uno de sus partidos.

James Rodríguez al finalizar el partido contra Perú en Barranquilla.

Uruguay enfrentará en Montevideo a Venezuela y Perú (duelo directo) y visitará a Chile en la última fecha. Ecuador y Paraguay serán jueces de los dirigidos por Ricardo ‘el Tigre’ Gareca. Por eso la clasificación a Catar, que el país ya mira con escepticismo, pasa por el predio de Córdoba. Si antes del inicio de la eliminatoria el juego contra Argentina era señalado en la lista de tropiezos, ahora la derrota es un escenario que no se puede admitir, como en aquel septiembre de 1993 cuando los entonces dirigidos por Francisco Maturana tuvieron que jugarse la vida para asegurar su clasificación.

Más allá de la necesidad, el duelo contra los gauchos también supone una cuestión de honor, sobre todo por las heridas abiertas que dejó el más reciente duelo entre ambas selecciones en las semifinales de la Copa América de Brasil del año pasado, cuando el país graduó a Emiliano ‘Dibu’ Martínez, arquero de la albiceleste, como el nuevo símbolo de la antipatía nacional.Como Argentina ya consiguió los puntos suficientes para clasificar a Catar, nada se juega contra Colombia, a tal punto que su principal estrella, Lionel Messi (París Saint-Germain), no fue convocado, para evitarle desgaste por los largos desplazamientos.

Podría suponer una ventaja para Colombia, que sumada a la lista de jugadores inhabilitados –Nicolás Otamendi, Rodrigo de Paul, Leandro Paredes–, obligarán al seleccionador Lionel Scaloni a alinear un onceno inédito. “Cualquier jugador que vista la camiseta de Argentina siempre va a ser difícil, pero Colombia se crece ante estos rivales y debe salir a competir y hacer un gran partido. Hay que confiar en los jugadores y en el trabajo”, dijo a SEMANA Arturo Reyes, quien fue director técnico del Junior y de las selecciones juveniles de Colombia. “La concentración debe ser igual o mayor que si estuviera Messi. Argentina es un equipo sólido, compacto y muy trabajador”, agregó. “Sigo considerando que Colombia tiene una gran selección, buenos jugadores y cómo vencer a esta Argentina que está clasificada, que seguramente va a utilizar varios jugadores que no actúan constantemente”, señaló a SEMANA Fabián Vargas, campeón de la Copa América 2001. “Hay que encontrarse futbolísticamente, que es uno de los grandes problemas de la selección. Debemos ser atrevidos, pero hay cómo ir a ganar, aparte tenemos esa necesidad”.

Reinaldo Rueda, director técnico de la selección Colombia. | Foto: Getty Images/Guillermo Legaria

Del baldado de agua helada que cayó en Colombia el pasado viernes, la selección solo podría reponerse con un triunfo. Que Argentina no pueda contar con varios de sus habituales titulares puede ser de doble filo, pues quienes reciban la oportunidad saldrán a demostrar en la cancha sus argumentos para ser convocados a la competición de Catar, y qué mejor que hacerlo contra Colombia, país al que enfrentan con sangre en el ojo desde hace 29 años. Reinaldo Rueda, cuestionado y abandonado por los resultados, llegará a Córdoba como esos pacientes terminales que esperan los santos óleos de la extremaunción.

De nada le servirá mantener el cero en su propia puerta si no consigue que su equipo vulnere la valla rival. Solo la victoria le permitirá resucitar, levantarse del lecho de muerte y jugar sus últimos restos ante Venezuela y Bolivia. De momento, Catar es un sueño, pero cada vez más lejano.