Nuevamente el fútbol está ligado con la corrupción. Esta vez no es directamente por Joseph Blatter, Michel Platini y los múltiples directivos de Conmebol, Concacaf o África haciendo malas prácticas.

Esta vez el señalado es un solo hombre: Mohammed Bin Hammam, quien tiene una orden de captura internacional en su contra por el juez francés Serge Tournaire, ya que se le atribuye ser el responsable de hechos corruptos para que el Mundial de 2022 terminara en manos de Catar.

Mohamed Bin Hammam, señalado de ser el artífice de la elección de Catar como sede. | Foto: semana

Es la tercera vez que Tournaire emite una orden de arresto por este caso, pero la primera vez contra el catarí, que anteriormente se ha negado a responder las convocatorias de los jueces para dar su versión de los hechos.

¿Quién es Mohammed bin Hammam?

Pero la gran pregunta que se hacen muchos es: ¿quién es Mohammed Bin Hammam? Nació hace 70 años en Catar y fue durante la década de los 70 que empezó a amasar una fortuna que lo hizo un hombre respetado y trascendente en su país.

Su empresa de construcción, Kemco, aprovechó el boom petrolero en los países del golfo y montó un imperio, pero ahí no se quedó su historia, puesto que tenía un interés en el deporte poco usual en su país.

Hasta hace unos 30 años el fútbol en Catar no era importante, pero para 1992 Bin Hammam se las arregló para convertirse en el presidente de la Asociación de Fútbol de su país y cuatro años después ingresó al Comité Ejecutivo de la Fifa. Sus pasos dentro del deporte eran agigantados.

Amistad con Blatter

Ya en el Comité configuró una alianza importante con Joseph Blatter, quien asumió el poder de la Fifa en 1998, sucediendo al brasileño João Havelange. Es más, el propio catarí admitió que pagó el viaje de algunos directivos africanos para que fueran a París a votar por el suizo.

Bin Hammam fue presidente de la Confederación Asiática de Fútbol de 2002 al 2011, hasta que decidió ‘torcerse’ y no seguir apoyando a Blatter, sino que se lanzó como candidato a la presidencia de la Fifa.

Joseph Blatter y Mohamed Bin Hammam en 2010. | Foto: 2010 FIFA

Su argumento para aquellas épocas era que la Fifa estaba manchada por la corrupción y su solución era “limpiar” la entidad. Incluso propuso compromisos de transparencia hacia el mundo.

No obstante, faltando tres días para la votación, el millonario decidió no seguir en su campaña, dándole continuidad por cuatro años más al suizo Blatter, quien terminó cayendo en 2015 por una amplia investigación de la Fifa que causó un remezón en el fútbol mundial, incluyendo al dirigente colombiano Luis Bedoya.

El mecanismo de corrupción

Bin Hammam fue suspendido en 2011 por el comité de la Fifa, ya que había sido denunciado de sobornar a 25 miembros de la Unión Caribeña de Fútbol para que llevaran el Mundial de 2018 a su país.

Supuestamente ofreció 40 mil dólares en sobres a cada uno de los integrantes, los cuales fueron entregados por el trinitario Jack Warner, uno de los más cercanos al catarí en la Fifa.

Aunque en 2012 Bin Hammam fue prohibido de tener actividades relacionadas con la entidad que rige los intereses del fútbol, esto fue revertido por una corte, ya que no había suficiente evidencia contra el señalado.

Zinedine Zidane y Bin Hammam, cuando era presidente de la Confederación Asiática de Fútbol. | Foto: ullstein bild - Pressefoto Ulmer

No obstante, a finales de ese mismo año el dirigente renunció a sus cargos en el fútbol y el Comité de Ética de la Fifa lo excluyó de cualquier actividad relacionada con la pelota.

Pero esto no sirvió de mucho, ya que habría sido la cabeza para conseguir el Mundial de 2022, utilizando hasta 10 testaferros para conseguir los votos esperados. Supuestamente pagó unos 3,6 millones de dólares en sobornos.