El ruido fue tan alto que al principio costaba distinguir de qué se trataba esa mezcla de vítores y cánticos de los aficionados. Pero una vez que te dabas cuenta era inconfundible. Cada vez que un jugador negro de cada equipo tocaba el balón, un sector de los aficionados ubicados detrás de cada arco rompía a hacer sonidos de monos. Hubo incluso un aficionado, que en medio de risas, escenificó un baile de simio para acompañar sus gruñidos. Esto ocurrió en un partido de fútbol en Rusia, la sede del próximo mundial en 2018. Las autoridades restan importancia a las sugerencias de que el racismo es un problema grave en el país y dicen que están trabajando para erradicarlo del juego. Sin embargo, un reciente informe liderado por el organismo Fútbol Contra el Racismo en Europa (Fare, por sus siglas en inglés), resaltó más de 200 casos de comportamiento discriminatorios vinculados al fútbol ruso durante dos temporadas. El presidente de la FIFA, Sepp Blatter, expresó su preocupación por el problema y el año pasado le pidió personalmente al presidente de Rusia, Vladimir Putin, que priorizara la lucha conta el racismo. "Inaceptable" Las escenas durante el encuentro entre el CSKA de Moscú y el Zenit de San Petersburgo, dos de los conjuntos más grandes de Rusia, reflejan que el esfuerzo hecho hasta ahora ha tenido un impacto limitado. El partido se disputó poco después de que el CSKA fuera forzado a jugar dos encuentros con el estadio vacío, castigado por la UEFA después del comportamiento racista y violento de sus aficionados durante una visita a Roma. "Siempre hay algo como esto viniendo de los aficionados de nuestros rivales", se quejó el delantero brasileño del Zenit, Hulk, después del partido en Moscú. Él atribuyó el abuso a la "ignorancia y falta de cultura". "Si algo como esto pasa durante una Copa del Mundo sería un grave problema", agregó el jugador brasileño. Hulk fue el primer futbolista negro en toda la historia del Zenit cuando llegó al equipo en 2012. Su fichaje fue motivo de protestas por parte de aficionados que defendían la falta de jugadores negros como una "importante tradición" y un tema de "identidad". El año pasado, un delegado del organismo que regula el fútbol en el mundo, la FIFA, describió el nivel de racismo en el fútbol ruso como algo "completamente inaceptable" para un país que será sede de un mundial. "No es tan serio" Ser sede de un Mundial es una cuestión de prestigio para Rusia, especialmente en una época en la que enfrenta un aislamiento político por su apoyo a los rebeldes prorrusos en el este de Ucrania. Ha habido algunos rumores sobre un posible boicot debido a la crisis. Asimismo, las sanciones económicas sobre Moscú, sumadas a la fuerte caída en el precio del petróleo, forzó al gobierno a cortar el presupuesto destinado a la construcción de dos estadios, que tendrán 10.000 asientos menos que lo planificado. Ahora se agregan las preguntas sobre el trato a los jugadores negros por parte de los aficionados. Las autoridades deportivas no niegan que es algo que existe, pero consideran que el problema no es grave. "Hay problemas en todos lados, pero en Rusia no es tan serio", dijo a la BBC el ministro de Deportes, Vitaly Mutko. "Algunas veces los aficionados cantan cosas racistas, pero nosotros tomamos medidas. Hay castigos. No creo que estemos parados frente al tema. Hay muchos jugadores negros aquí y no veo el problema", dijo. Puntos de vista Algunos de esos jugadores a los que hace referencia Mutko no están de acuerdo. A comienzos de la temporada hubo un incidente con el defensor del Dinamo de Moscú, Christopher Samba, quien fue víctima de abusos por parte de los aficionados del FC Torpedo de Moscú. Samba reaccionó y la Unión de Fútbol de Rusia (RFU, por sus siglas en inglés) lo castigó con dos partidos por lo que llamaron un "gesto desagradable". Otro caso fue el de un entrenador en Rostov, una de las sedes del Mundial 2018, que generó polémica cuando comentó que había "tenido suficiente de las cosas" cuando se le preguntó si estaba interesado en fichar a un defensa de Camerún. Se refería claramente a los jugadores negros. El entrenador, Igor Gamula, también bromeó que su equipo podría tener Ébola después de que muchos jugadores cayeran enfermos. Sus comentarios le valieron cinco partidos de suspensión después que fueron reproducidos en la prensa internacional, si bien Gamula defendió que su "broma" fue mal interpretada. Actitudes como ésta repican en las gradas de los estadios cuando muchos aficionados consideran que los gruñidos de monos simplemente forman parte de las "bromas". Ilegal Los comportamientos racistas son ilegales desde hace más de un año cuando entro en vigor la ley de aficionados en 2013, la cual regula la conducta de los hinchas e introdujo una serie de sanciones muy estrictas en caso de que haya incitación a la violencia, odio y racismo. "El racismo existe en el fútbol ruso. No creo que vaya a ser erradicado en por lo menos una década", reflexionó. Pero la Copa del Mundo es en tres años y la FIFA desea que el evento sea un reflejo de su postura de cero tolerancia ante la discriminación. A día de hoy, Rusia está muy lejos de alcanzar eso.