El 3-1 en la ida, con un Karim Benzema imparable en Stamford Bridge, parecía una sentencia para la serie de cuartos de final de Champions League entre Real Madrid y Chelsea.
El propio Thomas Tuchel, técnico de los londinenses, lo veía así cuando terminó el partido de ida, sin embargo, a horas del juego en el estadio Santiago Bernabéu cambió de parecer y le pidió a sus jugadores que dieran el 100 % para buscar la remontada.
“Es poco probable que lo logremos, pero lo intentaremos y jugaremos al máximo porque eso es lo que hacemos. Será una gran noche e intentaremos estar en mejor forma y en mejores condiciones que en el primer partido”, declaró el estratega alemán en la previa.
La afición merengue colmó las tribunas del Bernabéu esperando que su equipo accediera a una nueva semifinal luego de haber hecho unos primeros 90 minutos casi perfectos en la capital inglesa. El problema es que la tranquilidad apenas les duró 15 minutos, pues el gol de Mason Mount en el primer cuarto de hora activó los murmullos en la grada.
El Real Madrid no encontró la misma facilidad para atacar el arco de Mendy e incluso tuvo que sufrir cerca al arco de Courtois para evitar que la serie se fuera igualada al descanso. Chelsea disparó dos veces al arco en el primer tiempo, mientras que los locales apenas se lograron acercar con un remate desviado de Benzema.
Con un solo gol de diferencia en el marcador, recordando que ya no existe el valor extra de los tantos de visitante, los blues salieron a presionar alto y buscar el error de una zaga central integrada por Nacho y David Alaba, en detrimento de Eder Militao, que fue descartado por acumulación de amarillas.
El equipo de Tuchel inclinó la cancha en los primeros cinco minutos y rápidamente igualó la serie 3-3 en el global con un cabezazo del alemán Antonio Rüdiger, que en el primer tiempo ya había avisado con un remate fuerte de media distancia.
El Chelsea incluso estuvo unos segundos con 3-0 en el Bernabéu tras una jugada personal de Marcos Alonso. El lateral izquierdo llegó hasta el área rival, remató y en el rebote la pelota le quedó servida para clavar un golazo al ángulo. No obstante, el VAR encontró un pequeño roce en la mano que les valió para anular lo que era el tanto de la ventaja del vigente campeón de Europa.
Los visitantes estaban en una noche inspirada y ni esa decisión les paró el instinto demoledor en su travesía por España. Timo Werner recibió solo en la izquierda, se metió al área y dejó regado a Casemiro para definir cruzado el 3-0 al 75.
Pero la alegría duró poco, porque Luka Modric se sacó de la manga un centro a tres dedos dirigido a Rodrygo. El joven brasileño necesitó un par de minutos en cancha para marcar y sacar del infierno a un Real Madrid que sentía perder la serie después de tenerla en el bolsillo. El 3-1 definitivo a favor del Chelsea llevó la serie irremediablemente a la prórroga.
Fue ahí donde el Madrid volvió a sacar esa mística de la que tiena acostumbrados a sus fans en todo el mundo, la misma por la que remontó ante el PSG en octavos y la misma que le sirvió para conseguir un gol más al minuto 96 por medio de Karim Benzema que, de cabeza, le devolvió el pulso a los asistentes a una lluvia de goles en el paseo de La Castellana.
La segunda parte del tiempo extra era la última esperanza del Chelsea, pero el Madrid, de vuelta en su estado anímico, contróló el 3-2 definitivo (5-4 global), que le permite la clasificación a semifinales, donde esperará rival entre el Manchester City y el Atlético de Madrid.