Los ojos del mundo futbolístico estaban expectantes a la gran final de la Copa Libertadores entre River Plate y Boca Juniors. Los dos grandes de Argentina protagonizarían un partido inédito en el máximo escenario del balompié suramericano. Sin embargo, el partido tuvo que ser aplazado después de que el autobús en el que se movilizaban los jugadores de Boca Juniors fuera agredido severamente por hinchas de River al acercarse al estadio Monumental, en Buenos Aires. A partir de ahí, todo fue tensión y espera. Minutos después se confirmaría que varios jugadores del club xeneize habían terminado lastimados y no estaban en condiciones de jugar el partido. Así las cosas, las directivas de ambos clubes, junto con la Conmebol, máximo órgano de este deporte en el continente, llegaron al acuerdo de que el encuentro no podría ser disputado y firmaron un acta en donde se comprometían a reprogramarlo. Pese a esto, el día de ayer, el presidente de Boca, Daniel Angelici, apeló al Tribunal de Disciplina de la Conmebol por los incidentes violentos que derivaron en la suspensión de la final y solicitó que se declarará, de oficio, ganador a su equipo. Este proceder encendió los ánimos de Rodolfo D’Onofrio, presidente de River.Podría interesarle: Violencia en final de Libertadores abre interrogante sobre seguridad del G20 en Argentina "No hay ninguna posibilidad de que le den por ganado el partido a Boca. Si sucede será una vergüenza absoluta y total, una de las más grandes traiciones que puede hacer alguien", dijo D‘Onofrio este lunes. Tanto Angelici como D’Onofrio se reunirán el martes en Asunción convocados por el presidente de la Conmebol, Alejandro Domínguez, para encontrarle una solución al asunto. Aun así, D‘Onofrio insiste en que Angelici traicionó su palabra por haber recurrido al tribunal e ignorar el trato al que habían llegado el sábado en la tarde. "Quiero que Angelici me defienda personalmente sus argumentos, ¿qué pasó que ahora se dio vuelta todo?", se preguntó. En su presentación ante la Conmebol, Boca Juniors basó su posición en los antecedentes de 2015 cuando por una agresión a los jugadores de River se descalificó a Boca en los octavos de final de la Libertadores y se le dio por ganado el partido al rival. "La diferencia entre este hecho y el del gas pimienta en la Bombonera es que aquella vez fue adentro del estadio y contra los jugadores en un entretiempo. Esto pasó afuera del círculo de River. Y los gases, que fueron lacrimógenos, no fueron tirados por los hinchas de River sino por la seguridad", argumentó D‘Onofrio.Lea más: En Buenos Aires, ya nadie quiere saber del soñado River - Boca El autobús recibió piedras, botellas y palos que destrozaron sus cristales y causaron laceraciones a varios jugadores, entre ellos el capitán, Pablo Pérez. La Policía reprimió con gases que terminaron afectando también a los futbolistas. El choque de ida de la final de la Copa Libertadores en La Bombonera se jugó hace dos semanas y terminó 2-2, sin incidentes. "Boca jugó en su cancha, ahora River tiene el derecho de jugar la revancha en la suya. La seguridad debe darnos garantías para que así sea, supongo que el martes en Asunción, Domínguez pondrá el día y la hora en la que se disputará el partido en el Monumental", se esperanzó D‘Onofrio.* Con información de AFP