Dos técnicos con nacionalidades diferentes buscan ser profetas en tierra colombiana, alcanzando la estrella de la Liga Betplay del primer semestre de 2024. El uruguayo Pablo Peirano tiene 49 años y está al frente de Independiente Santa Fe. El venezolano Rafael Dudamel, con 51, dirige al Atlético Bucaramanga.

El entrenador nacido en Montevideo llegó a Santa Fe como asistente técnico de Gerardo Pelusso y juntos le dieron al club capitalino esa garra charrúa que se impuso en el continente en 2015, cuando el León alzó la Copa Sudamericana. En 2016 se despidió de Bogotá y se fue a Qatar. Posteriormente, se volvió entrenador en propiedad en clubes de su país y de Perú.

Peirano dirigía Cusco F. C. cuando fue contactado por Eduardo Méndez, presidente de Santa Fe, para ser el director técnico de un equipo que desde 2020 no alcanzaba una final del torneo colombiano y que se convirtió en un quemadero de entrenadores desde entonces: Harold Rivera, Grigori Méndez, Martín Cardetti, Alfredo Arias, Gerardo Bedoya y Hubert Bodhert.

El nombre del uruguayo llegó a oídos de Méndez en el mundial sub-20 de Argentina y el dirigente decidió llamar a Pelusso para conocer su opinión. “Es un gran entrenador. Yo lo dirigí cuando era futbolista y vi que ya tenía perfil de técnico. Estudioso, sabía de táctica, con personalidad y manejo del plantel. Fue una muy buena decisión, ojalá tengan paciencia y un voto de confianza. No tengo ninguna duda de que le va a ir bien”, sentenció Pelusso en varias entrevistas cuando se conoció el nombramiento de Pablo Peirano.

No fue fácil el inicio hasta que encontró la táctica definitiva. Jugar con tres centrales le dio el equilibrio que tanto buscaba. Santa Fe clasificó como cuarto del torneo con diez juegos ganados, cuatro empatados y cinco perdidos. En cuadrangulares, fue líder sólido del grupo B, no cayó en ningún partido y solo le marcaron un gol. “Contento de estar en esta etapa, pero con motivación y responsabilidad. No se ha ganado nada”, dijo Peirano.

Pablo Peirano hizo escuela en Santa Fe como asistente técnico y ahora busca la décima estrella del equipo como técnico en propiedad. | Foto: Daniel Garzon Herazo/NurPhoto

A su equipo le mezcló un poco de lo que fue como jugador. Un mediocampista fuerte, laborioso, de mucho sacrificio y líder como sus figuras, Andrés Mosquera Marmolejo, Daniel Torres y Hugo Rodallega, y le agregó otro tanto de lo que aprendió con el maestro Óscar Washington Tabárez en la selección de fútbol sub-20 de Uruguay, con la que obtuvo el segundo puesto en la Copa Mundial de la categoría de 2013. También potencia a jóvenes como Julián Millán y Johan Torres.

“Estamos a tope en lo mental, con niveles emocionales muy altos. Tenemos un equipo muy maduro y consciente de lo que nos jugamos”, dijo el técnico. No se amilana por haber perdido en la final de ida 1 a 0. Está seguro de que puede escribir su nombre en el libro de la historia del fútbol colombiano junto a uruguayos como Julio Comesaña, que suma tres títulos de liga y uno de copa, o Gerardo Pelusso, campeón internacional.

Peirano esta vez no busca sumar a su palmarés desde la sombra de ser asistente, sino con la brillantez de sus ideas como entrenador, que necesitó de seis meses para pelear por un título. “Mucha motivación, responsabilidad y la búsqueda de un logro más. No somos miedosos, el fútbol tiene muchas cosas y hay que estar atentos para responder a lo que suceda. Nunca con temor, al contrario, convencimiento en el trabajo”, dijo.

Al frente tendrá un rival que también es liderado por un extranjero llamado Rafael Dudamel. El venezolano ya sabe lo que es ser campeón en Colombia. Lo logró con el Deportivo Cali como jugador y entrenador, además alzó la Copa Merconorte con Millonarios en sus épocas de guardameta. Parece que el zapato cafetero es el que mejor le calza y con huella ganadora así lo demuestra. “Los compañeros y técnicos que tuve en mis inicios siempre fueron en su mayoría colombianos. Mi gran maestro y mentor fue Francisco Maturana. Crecí admirando a René Higuita y a Carlos Valderrama. Mi esposa y mis hijos varones son colombianos. Me enamoré de este país”, dijo Dudamel en entrevista con SEMANA.

Rafael Dudamel dirige al Bucaramanga y conoce a la perfección el fútbol colombiano. El venezolano jugó en varios equipos del país. | Foto: COLPRENSA ©

Su amor por Colombia fue a primera vista. Con 22 años vino a jugar con Huila, también pasó por Santa Fe y Cortuluá. De hecho, antes de la final de este sábado con los cardenales en el Nemesio Camacho El Campín, se hizo público que pudo ser el entrenador del equipo que hoy será su rival. “Fue en 2017, estaba jugando la final del mundial sub-20 con Venezuela y me llamó César Pastrana, expresidente de Santa Fe, y me propuso llegar al club. Le dije que no lo iba a escuchar, por lo que estaba viviendo. Es un deseo y sentimiento, pero estoy viviendo un gran presente con Bucaramanga y no tengo oídos para estar distraído”, dijo sobre la posibilidad de dirigir al rojo capitalino en el futuro.

Junto con Richard Páez, que ganó la Copa Colombia con Millonarios en 2011, son los únicos venezolanos que han sido campeones en Colombia, pero Dudamel ya hizo historia con Bucaramanga. Su campaña con los santandereanos es impecable. Fue el líder del ‘todos contra todos’ con 38 puntos, ganando 11 partidos, empatando cinco y perdiendo tres.

Se quedó con el llamado punto invisible, fue cabeza de serie del cuadrangular. Ha superado a los tres últimos campeones de la liga: Pereira, Millonarios y Junior en el denominado ‘grupo de la muerte’. Llevó al club leopardo a una final tras 27 años de no lograrlo. “Todo esto tiene un solo motivo, la calidad de nuestros jugadores con talento, esfuerzo y entrega”, indicó con modestia el nacido en San Felipe, Venezuela.

No le gusta darse el ciento por ciento del crédito, porque sabe que sus jugadores le entregan gran parte del mérito; de hecho, lo ven como un papá. Así se lo confesó Fabián Sambueza a SEMANA. “Es nuestro padre y yo soy el hermano mayor. Rafa se preocupa por nuestro entorno personal y familiar, y nosotros le rendimos en lo profesional. Él nos devolvió la confianza”, puntualizó ‘el chino’ Sambueza.

Santa Fe y Atlético Bucaramanga se la juegan toda este sábado, para salir campeones en el Campín. | Foto: COLPRENSA ©

Los jugadores resaltan de él no solo el manejo de grupo, la importancia que le da al ser humano, sino también que les entregue la batuta del liderazgo en el camerino. “Siempre les digo: el camerino es de ustedes y la cancha es mía”, confesó Dudamel.

De Bucaramanga recogió las piezas de un equipo que parecía desbaratado en cada proyecto deportivo, cambiaba de técnico constantemente e incluso se unió a un grupo que tuvo una decena de salidas de jugadores y 18 nuevos. Su trabajo le valió la renovación automática de su contrato, que inicialmente estaba por un año hasta 2024, “pero con cláusula de renovación automática si entraba a uno de los dos cuadrangulares y tenemos la opción viable de tener un tercer semestre”, dice feliz Dudamel.

No importa que solo tenga un gol de diferencia o que termine de visitante. Fuera del Alfonso López se ha hecho fuerte, pues solo perdió cuatro juegos de visita, dos con Junior, otro con Medellín y uno más con Pereira. Por sus venas corre sangre ganadora y hoy santandereana, en una tierra que le inyectó sentido de pertenencia. Al Nemesio Camacho El Campín no llega como favorito, pero su mentalidad coincide con la estrofa del himno del departamento que hoy representa: “¡Santandereanos, siempre adelante! ¡Santandereanos, ni un paso atrás!”.