Nació en La Mesa, Cundinamarca, en el 2006, y quienes la conocen dicen que tiene un carácter fuerte y decidido, forjado gracias a su arduo entrenamiento.
Se decidió por ser feliz en la piscina junto con su hermana Ana Gabriela, quien también es nadadora. “Yo no hago esto por las medallas, me gusta competir y hay que aprovechar la experiencia y disfrutarla. Sí pienso en ganar, porque para eso entreno, me gusta nadar y entonces tengo que hacerlo bien”, dijo Sara en 2019 cuando enfrentó sus primeros Juegos Parapanamericanos.
Está acostumbrada a enfrentar rivales mayores que ella, pues desde los 10 años está involucrada en alto rendimiento y es admiradora de Eleanor Simmonds, la británica que es estandarte de la natación paralímpica. “Ella comenzó como yo, más o menos a mi edad, todavía sigue nadando y es espectacular todo el trabajo que ella ha hecho”, dijo Sara.
Sara una deportista de talla baja que siempre está a la altura
A Sara nada le queda grande. Por eso, su entrenador Steven Ruiz la invita a soñar con ser campeona olímpica.“Chinita, para esto hemos entrenado, usted verá”, le dice. La apodan la niña maravilla de la delegación, sobrenombre que revalidó en los juegos de Lima pues el Comité Paralímpico de las Américas la nómino a ser la mejor deportista femenina de los Parapanamericanos junto con nueve destacadas atletas de todo el continente. Al final se quedó con el galardón.
En esas justas, “Sarita” consiguió cuatro medallas de oro, una de plata y, además, cuatro récords Parapanamericanos. “Este triunfo no es solo mío, es para toda Colombia, para todos los que estuvieron pendientes y para todos los que votaron, significa mucho para mí y me siento muy feliz, estoy agradecida”, mencionó la deportista al hablar sobre este histórico logro.
Sara llegó con su familia a Bogotá por asuntos médicos, pues querían encontrar una solución o al menos una mejor calidad de vida tras tener talla baja por una enfermedad que consiste en un retraso constitucional del crecimiento.
La pubertad le llegó a Sara con un crecimiento más tarde que sus compañeros pero nunca se sintió menos que nadie, no se ahogó en su problema y por el contrarió encontró en el deporte paralímpico un motivo para hacerse aún más grande.
Stiven Ruiz la recibió con la responsabilidad de fortalecer su discapacidad física: “Fue una coincidencia de objetivos, la familia tenía el interés de integrar a Sara al sistema paralímpico y yo buscaba buenos deportistas. De ahí en adelante ha sido un proceso muy positivo”, afirma Ruiz, a quien Sara ha respondido con disciplina y coraje.
“Mi entrenador es incondicional, es una persona excelente, es muy serio y me ha ayudado mucho. Es un excelente entrenador”, afirma Sara con certeza.
En Tokio ya dio el primer chapuzón por un diploma olímpico pues con un tiempo de 33.83 fue tercera en su heat de libre 50 metros libre S10 femenino y clasificó a la final en la que fue sexta en una carrera muy reñida en los 50 metros libres clase S6 con un tiempo de 33.97. La ganadora fue Yelyzaveta Mereshko de Ucrania e hizo un tiempo de 33.11