Carlos El Pibe Valderrama es, sin lugar a dudas, uno de los futbolistas más representativos del balompié nacional; su cabellera, reconocida en todo el planeta, su visión de juego, su calidad y sobre todo, su temperamento, lo han llevado a ocupar uno de los lugares más importantes en la historia del fútbol en Colombia.
Como capitán de la Selección nacional, sus compañeros siempre resaltaron su liderazgo en el camerino; con ejemplo y disciplina se encargó de guiar a sus compañeros mientras tuvo que representar al país a nivel de clubes, su paso por diferentes equipos en Colombia, Estados Unidos y Europa, también le sirvió para hablar desde la experiencia en las duchas.
Sin embargo, y luego de retirarse de las canchas de fútbol, el 10 colombiano asumió un rol que desconocía, el de director deportivo y asistente técnico del Junior, lo que lo llevó al banco del cuadro tiburón.
Justamente desde el banquillo, un 31 de octubre, pero de 2007, el querido Pibe perdió el control de sí mismo y protagonizó uno de los hechos más bochornosos de fútbol colombiano. Era un partido entre el Junior y el América de Cali, donde el conjunto barranquillero definía gran parte de su clasificación a los cuadrangulares.
Sobre el final de la primera parte, el conjunto local tenía ventaja 1-0 y el árbitro Óscar Julián Ruiz, catalogado como el mejor de Colombia y uno de los más respetados del mundo, pitó penal a favor del América de Cali y el cual fue cambiado por gol.
Esto hizo perder la cabeza al Pibe, quien, en un abrir y cerrar de ojos, se descuadernó y encaró al central de la contienda; con palabras de grueso calibre y con insultos, el samario se le fue encima al juez y lo trató de ladrón.
Enseguida, y después de que mereciera la tarjeta roja, vino, tal vez, lo más bochornoso de la jornada; el mono sacó de su bolsillo un billete de $ 50.000 y se lo mostró a Ruiz en forma desobligante, le dijo vendido y lo siguió insultando.
La imagen le dio la vuelta a todo el mundo y se convirtió, seguramente, en el único escándalo protagonizado por Valderrama, quien a lo largo de su carrera siempre mantuvo la cordura y nunca se vio involucrado en líos ni dentro ni fuera de la cancha.
Cuando la prensa lo abordó para conocer sus explicaciones, el Pibe se mantuvo firme en las declaraciones contra Ruiz y dejó claro que de ninguna manera se iba a arrepentir.
“‘¿Que me arrepiento de qué?’ Nombe’, que me voy a arrepentir. Eche, me van a robar aquí, en mi casa, peleando la clasificación. Sin motivo. Un partido de tú a tú, sin necesidad. Él [Ruiz] sabe que no fue penal. El único que lo vio fue él. Una pelota que va pa’l cielo ‘¿Quién está en el cielo, hermano?’ El barbudo, y ese man no juega, loco. Le dije que era un ratero, que me robó aquí”, señaló el Pibe a los periodistas.
En esas mismas declaraciones anunció que no continuaría en el Junior y que se sentía apenado con la afición, que lo sigue considerando como uno de los estandartes dentro de la historia del fútbol costeño.
“Yo me voy. A mí me trajeron para clasificar a Junior al cuadrangular. Tengo pena con la gente y perdí la oportunidad de continuar en Junior”, dijo en ese entonces.
Esa situación llevó al técnico del Junior, Luis Grau, a expresar su tristeza por lo sucedido e incluso a ofrecer disculpas en nombre de la institución y del propio Valderrama.
”Todos conocemos el temperamento de Carlos, pero les pido que no aprovechen esto para caerle encima. Hay que hablarle y aconsejarlo, de que, como entrenador, tiene que manejarse de otra forma. Ese no es el Carlos Valderrama que todos conocemos, porque sabemos que es una gran persona. A nombre de él, y del Junior, presento excusas a toda la afición y al país”, señaló Grau a una emisora de radio en la época.