Son muchos los colombianos que en este Mundial de Qatar 2022 desean que la selección Argentina devuelva a Sudamérica un título conseguido por última vez en 2002.
Sin la tricolor en la máxima cita orbital, el deseo de ver a Messi campeón del mundo desborda también en Colombia.
Famosos como Juan Duque, exnovio de Lina Tejeiro y cantante de reguetón; Lincoln Palomeque, actor colombiano, influencer, y hasta las jugadoras de la selección Colombia femenina, han disfrutado de la primera Copa del Mundo en el medio oriente.
El pasado 19 de noviembre, antes del partido inaugural de la Copa Mundial de la Fifa 2022, en el que se enfrentaron la selección anfitriona contra Ecuador, se abrieron las puertas del Fan Fest en el parque Al Bidda de Doha.
Myriam Fares y Maluma inauguraron cuatro semanas de actuaciones musicales, cantando el himno del mundial Tukoh Taka, que además del colombiano está a cargo de Nicki Minaj y Myriam Fares.
Esta vez, otro gran artista colombiano hace vibrar el ambiente futbolero y en especial a los hinchas argentinos con una composición en honor a la selección de Lionel Scaloni.
Se trata de Carlos Vives, que publicó un video con la composición de un cuarteto argentino referenciando ‘La Mano de Dios’ de Rodrigo.
“El acento lo llevo como una marca registrada. ¡Soy Cordobés! Argentina, te quiero. Pensando a todos mis amigos, Walt, Afo, Pepo, Fito, Mario, Fede, al país entero, aquí celebrando sus goles feliz ja ja ja”, dijo en una publicación el cantautor nacido en Santa Marta.
“De la ciudad de las mujeres más lindas, del fernet, de la birra, madrugada sin par. Soy Cordobés, llevo el acento”, dice la estrofa que publicó en su Twitter.
Entre los comentarios, se destacan los argentinos que se ofrecen a enseñarle a bailar cuarteto y lo invitan a su país.
A bordo de una lancha rápida que lo traía desde Santa Marta, Carlos Vives arribó, en medio de la algarabía de decenas de niños, a Buenavista, una de las últimas comunidades palafíticas que se resisten al paso del tiempo en el Caribe colombiano.
Era un viaje que lo devolvía a la infancia. A los años en que llegaba hasta este mismo territorio de la mano de su padre, Luis Aurelio, fallecido el año pasado. Él, médico otorrinolaringólogo, solía visitar a los vecinos de este pueblo que flota sobre las aguas de la ciénaga grande del Magdalena y donde la vida se resuelve a diario en medio del calor aplastante, la música y la pesca.
Hasta allá llegaban padre e hijo con misiones distintas. El primero, a quien todos conocían como Nene Chu, realizaba brigadas de salud en una población que aún hoy clama por un médico permanente en el único puesto de salud que tiene a la mano. El segundo, con curiosidad inagotable, se dedicaba a escuchar con atención a los mayores que desenfundaban alegremente sus tambores y convertían el final de las faenas de pesca en una jarana inolvidable a ritmo de cumbias, vallenatos y porros.