Rafael Nadal se instaló en semifinales de Roland Garros después de haber vencido a Novak Djokovic en un auténtico clásico del tenis mundial. Con parciales de 6-2, 4-6, 6-2 y 7-6 el español se impuso al número uno del mundo y ahora enfrentará al alemán Alexander Zverev por un cupo en la final del que podría ser su título 14 en la historia del torneo francés.

Para Rafa no fue nada fácil estar en la Philippe Chatrier, pues además de los rivales que le designa el sorteo, también tiene un enemigo invisible en la pierna izquierda. El manacorí fue diagnosticado con el síndrome de Müller-Weiss en 2005, una enfermedad degenerativa sin cura que le ha ocasionado crecientes dolores en el pie izquierdo con el paso de los años.

Las últimas dos temporadas han sido la muestra fiel de que Nadal no se encuentra en plenitud de condiciones, situación que lo obliga a elegir cuidadosamente cada torneo que disputa en la temporada. Aunque a principio de año fue campeón del Australian Open y ahora está cerca de un nuevo Roland Garros, el tenista español es pesimista con el tiempo que pueda seguir jugando al máximo nivel.

Tras su victoria sobre Djokovic, Nadal respondió la pregunta sobre su futuro y si este es el último grand slam que disputa en territorio francés. “Soy muy claro en esto y lo suficientemente mayor para no esconder cosas, o decir cosas que no quiero decir. No sé qué puede pasar, nos aseguramos de que pudiera jugar aquí, pero a partir de ahí, no lo sabemos”, respondió en el centro de la cancha principal.

“Tengo lo que tengo en el pie y si no encontramos soluciones será extremadamente difícil. Disfruto cada día que paso aquí y seguiré luchando para encontrar una solución, pero hasta ahora, no la hemos encontrado”, advirtió.

La decisión se tomará teniendo en cuenta las sensaciones al final de esta semana. “Lo hablaremos cuando termine mi torneo. Doy todo lo que tengo para intentar jugar en las mejores condiciones posibles. No sé qué puede pasar después, pero que aquí creo que estaré bien”, reconoció.

Una victoria para el corazón

Vencer a Djokovic, su gran rival de la época junto a Roger Federer, tiene un gran valor para Rafael Nadal al recordar lo que ha sufrido para volver a competir. “Fue una noche muy intensa, pero es por estos momentos por los que sigo jugando. Son solo unos cuartos de final, no he ganado nada, simplemente me di la oportunidad de volver a la pista en dos días, aunque volver a las semifinales aquí significa mucho”, dijo hablando en francés.

“Novak y yo tenemos una gran historia en común, muchos momentos importantes uno contra el otro y por eso siempre es un partido especial contra él”, agregó el español.

Antes de retirarse en medio de aplausos de público francés, Nadal reiteró que “fue emotivo porque los últimos tres meses no han sido fáciles. No quiero volver a hablar de lo que pasé durante ese tiempo, pero no fue divertido. Mi equipo me ayudó a aguantar y eso es lo que hace que este partido sea tan especial”.

Zverev será ahora el próximo obstáculo del rey del polvo de ladrillo camino a la final que, en caso de clasificar, será el próximo domingo. Sin Djokovic, Tsitsipas, Medvedev o la naciente joya Carlos Alcaraz en carrera, si Nadal vence al alemán este viernes habrá abonado gran parte del terreno necesario para convertirse en campeón por decimocuarta vez, al igual que lo hizo su querido Real Madrid el pasado sábado a unos kilómetros de la Philippe Chatrier.